¡Aceptando La Voluntad De Dios!Muestra

Cómo Conocer la Voluntad de Dios.

El Salmo 37:23 asegura: "El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir".

Querido lector, cuando el Señor se le apareció a Saulo camino a Damasco, Saulo hizo las dos preguntas más importantes que cualquier hombre puede hacer: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que yo haga? (Hechos 9:1,17).

Y hoy, por la gracia de Dios, todos los creyentes contamos con estas maravillosas promesas gracias al triunfo todo suficiente de Jesús a favor nuestro en el madero de la cruz: el Señor promete guiarnos. Tenemos un Padre en el cielo que controla todas las cosas. Tenemos un Salvador a nuestro lado dirigiendo nuestros pasos. Y tenemos el Espíritu en nosotros, hablando a nuestro corazón. Por tanto, podemos conocer su voluntad, siempre y cuando sigamos el ejemplo de Saulo aquel día camino a Damasco, cuando, rostro en tierra, le dijo al Cristo glorificado: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que yo haga?, al reconocer su señorío sobre nuestra vida.

Hoy quisiera abordar algunos mitos que en ocasiones consentimos respecto de la voluntad de Dios; mitos que, sin duda alguna, estamos llamados a destruir si queremos realmente estar y vivir en la voluntad de Dios:

Mito #1: Dios te da un mapa para que encuentres el camino. La voluntad de Dios para tu vida no es un mapa, es una relación. Si mantienes una relación con Jesucristo, él te guiará paso a paso por la vida. Romanos 8:14 nos lo asegura de la siguiente manera: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”.

Mito #2: Dios es una especie de aguafiestas celestial. Hay muchas personas que no quieren conocer la voluntad de Dios porque tienen miedo de lo que pueden descubrir. Y esto a mí no me cabe en la cabeza, verás: si uno de nuestros hijos nos dice: “Papá, sé que eres un hombre sabio y voy a hacer todo lo que me digas”, ¿acaso yo pensaría: “Mi hijo se va a arrepentir de haberme dicho esto. Voy a ver cómo hago para hacerle la vida imposible, para que sufra por un tiempo”? Por supuesto que no lo haríamos. Ahora, la Biblia nos da suficientes razones para no tener temor de la voluntad de Dios, porque la voluntad de Dios es lo que desearíamos para cada uno de nosotros, si al menos nos diéramos la oportunidad en las Sagradas Escrituras de conocer el pensamiento de Dios, como nos lo asegura el Salmo 40:8: “Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí”.