10 pasos para enfrentar la iraMuestra

Siempre me ha asombrado hasta qué punto la gente se aferra a su ira en vez de liberarla, ya que los beneficios de deshacerse del enojo son mucho mayores que cualquier “derecho” o “beneficio” que se cree tener al mantenerlo guardado. Pero ¿cómo podemos comenzar el proceso de liberar nuestra ira, que nos conducirá a una vida más libre y pacífica?
Paso 1- Confiese su ira a Dios
Una mujer me dijo una vez: “He estado enojada toda mi vida. Nunca lo vi como algo que necesitara confesar, pero un día me di cuenta de que mi ira era algo que Dios podía sanar. Sabía que el primer paso para recibir cualquier sanación era admitir que había un problema. Así que fui a Dios y le dije: ‘Confieso que estoy enojada. No estoy del todo segura de por qué estoy enojada, pero sé que lo estoy. Por favor, ayúdame’”.
Poco después de que esta mujer orara, el Señor le trajo a la memoria tres experiencias dolorosas separadas y distintas de su infancia. A medida que recordaba cada una de ellas, sentía que en su interior su ira se intensificaba. Oró diciendo: “Señor, ayúdame a entregarte todos los sentimientos negativos y el dolor que siento en este momento. Por favor, limpia mi corazón y mi mente de este recuerdo para que nunca más vuelva a tener una reacción fuerte a esta horrible experiencia”.
Mencionó que cada vez que oraba, de inmediato se echaba a llorar. Lloró hasta estar segura de que ya no le quedaban lágrimas. Sintió una fuerte liberación, como si algo profundo en su interior había sido desalojado y barrido por el flujo de sus lágrimas. “La sensación de liberación fue tremenda, y después me sentí muy aliviada”, dijo.
“Le pedí al Señor que me llenara de su paz y trajera a mi mente un recuerdo feliz que sustituyera al negativo. Elegí recordar la experiencia feliz con todo lujo de detalles, hasta el punto de reírme. Al hacerlo, sentí que el amor del Señor se derramaba en mí. Compartí mi dolor con Dios y le permití que me limpiara, renovando áreas de mi alma con su amor y su gozo”.
Le pregunté: “¿Se enojó alguna vez después de eso?”
“Sí”, respondió, “pero no con el mismo grado de intensidad. Y no venía de un lugar tan profundo en mi alma. Cualquier posterior sentimiento de ira tenía que ver con otras situaciones o circunstancias. Estaba relacionado más al momento, y no tenía que ver con personas o experiencias de mi pasado lejano”.
Luego, esta mujer hizo una declaración sorprendente: “Era como si mi ira se hubiera convertido en un hábito. Respondía con ira porque no sabía cómo reaccionar de otra manera. Hablé con una amiga sobre esto, y me dio sugerencias sobre cómo reaccionar a situaciones y problemas negativos sin enojarme. Con el tiempo, cada vez me enojaba menos. Han pasado 18 años desde esa sanación espiritual, y la verdad es que tendría que suceder algo decisivo para que sienta ira ahora”.
Creo que para muchas personas es una realidad que una respuesta airada se haya convertido en algo habitual. Si este es su caso, le recomiendo que hable con Dios. Dígale: “Padre, confieso que no sé cómo reaccionar al dolor emocional o al rechazo sin enojarme. Muéstrame una nueva manera de manejar las situaciones difíciles de la vida. Guíame a la información correcta y ayúdame a hacer los cambios que necesito. Confío en que me ayudarás a superar este hábito de la ira para siempre”.
Escrituras
Acerca de este Plan

Algunos días parece como si un espíritu de ira estuviera permeando al mundo entero. Historias de violencia, furia y discordia llenan la radio y la televisión, al mismo tiempo que las familias quedan destruidas por conflictos sin resolver. ¿Dónde se puede encontrar la paz en este mundo lleno de ira? Acompañe al Dr. Charles Stanley mientras le da 10 pasos para enfrentar la ira.
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Nos gustaría agradecer a In Touch Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: encontacto.org