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El Boleto De MamáMuestra

El Boleto De Mamá

DÍA 3 DE 4

Todo apunta a la Cruz

La promesa del regreso de mamá se había ido en una maleta y un boleto sin regreso, y la vi cumplirse mucho tiempo después. Recuerdo que ella volvió en el 2017; yo era ya una señorita de diecisiete años, a punto de iniciar mi primer año de la universidad. Celebré junto a ella mis dieciocho años. De todas las etapas que mi mamá y yo nos habíamos perdido la una de la otra, ella vivió conmigo el entrar a mi era de joven adulta. Aún conservo una fotografía de aquel momento en un recuadro que adorna mi escritorio.

Su llegada fue tan esperada que preparamos la casa, la limpiamos y pusimos todo en orden para su regreso. Habían pasado tantos años, que lo que más queríamos era que ella sintiera que había llegado a su verdadero hogar.

Los minutos en el aeropuerto me parecían horas. No puedo describir el sentimiento de haber esperado tantos años, pero no poder esperar unas cuantas horas para poder verla. Cuando al fin la vi atravesar el pasadizo con sus maletas, nos dimos el abrazo tan anhelado y hubo muchas lágrimas de felicidad.

A veces me pongo en los zapatos de los discípulos, que caminaron tantos años al lado de su Maestro. Habían compartido risas, bromas, amonestaciones, seguramente bebido del mismo vaso, compartido abrazos y muchas experiencias más, para luego presenciar el doloroso sacrificio de la crucifixión de su amado Jesús. Ver al ser que más admiras y amas en esta tierra siendo sacrificado debe ser de las experiencias más horribles y traumáticas que un ser humano puede experimentar, aunque no lo esté viviendo en carne propia.

Jesús les dijo que debía irse, pero les dejó una promesa: “volveré”. Esto no quitaba la tristeza de los corazones de estos hombres, pero les daba una esperanza certera. No sabían cuándo, pero verían nuevamente a su Maestro cara a cara, y esta vez no habrá sacrificio ni dolor, será un reencuentro glorioso para toda la eternidad.

Hoy comprendo que esta parte de mi historia apunta hacia la cruz y al regreso de mi Salvador. Así como los discípulos, que a pesar de que Jesús ya no estaba en lo físico con ellos, siguieron con su obra y la expandieron a cada tribu, lengua y nación, sabiendo que su Espíritu estaba con ellos. Dios quiso que usara la ausencia de mi mamá para darle un rumbo distinto a mi vida, que seguramente no hubiese sido posible si no lo hubiera experimentado.

Hay historias que necesitamos vivir para poder inspirar a quienes nunca habrían sido alcanzados de otra manera.

Mi mamá, aunque en la distancia, siempre estuvo presente en cada momento: animándome, apoyándome, riendo y llorando conmigo a través de la pantalla de un teléfono. Y sé que algún día no muy lejano, ya no habrá distancias ni fronteras que nos separen. Por el momento, sigo avanzando e inspirando a otros a usar su historia para la gloria de Dios.

Así como esperé a mi mamá, hoy espero la llegada de mi Jesús. No sé el día ni la hora, pero sé que él regresará por mí. Si él lo prometió, él lo cumplirá. Y mientras tanto, preparo mi corazón como se prepara una casa para un huésped amado, y saco la basura de mi corazón para estar lista el dia de su llegada.

¿De qué maneras estás preparando tu corazón para cuando Cristo venga a encontrarse contigo por la eternidad?

Acerca de este Plan

El Boleto De Mamá

Una despedida inesperada transformó mi vida, pero abrió la puerta a una mayor comprensión de quién era Dios. Este devocional recoge el viaje desde la perspectiva de una hija que aprendió a confiar, a esperar y a honrar a una madre que aun lejos, nunca dejó de amar. Una historia de separación pero también de reencuentro y esperanza que refleja la analogía del anhelado reencuentro eterno de los hijos de Dios con nuestro Creador. Dedicado a los hijos que crecieron lejos de mamá.

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Nos gustaría agradecer a Stephany Flores por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/_stephanyflores_