¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaMuestra

EL ESPEJO DEL EDÉN

Lo sucedido en el Edén nos ha marcado como especie. Del disfrute absoluto en compañía del Creador al cataclismo total con consecuencias de muerte ineludible que aún sufrimos y que se heredan de generación a generación… hasta que Él venga.

Los principios destilados de la Creación son fundacionales para comprender mucho del carácter y la mente de Dios. Al mirar al primer hombre y la primera mujer, por otro lado, podemos entendernos un poco mejor a cada uno de nosotros, pero quiero orientar nuestra reflexión especialmente hacia un asunto que hoy ocupa y preocupa como nunca: las cuestiones de identidad.

• ¿Quién es Dios y quién somos nosotros?
• ¿Qué nos define como seres humanos?
• ¿Y qué hay sobre las igualdades y diferencias entre hombre y mujer?
• ¿Tenemos que elegir entre si somos iguales o complementarios?
• ¿Sigue lo sucedido en el Edén siendo relevante para nuestra identidad hoy?
• ¿Podemos acercarnos al texto dejando nuestra herencia interpretativa de lado por un momento –cada uno la suya– y desnudarnos ante el texto para que el texto nos desnude?

Creo firmemente que sí, y podemos acercarnos a estos textos como a una especie de espejo que habla de nosotros, pero principalmente de Dios mismo. Eso sí, es un ejercicio para valientes que no te dejará indiferente si te dejas envolver por lo que el Señor puede hacer contigo a través de él.

La Biblia sigue siendo esa espada de dos filos, viva y eficaz, que llega hasta el fondo de nosotros para separar lo que debe permanecer de lo que ha de ser transformado. Con este retorno al Edén en el que llevo mucho embarcada, y habiendo palpado algunos de los efectos de esa transformación en mi propia vida, no puedo por menos que animarte a que vengas conmigo y compartirte algunas de mis reflexiones.

No se trata de originalidades. Son elementos que siempre estuvieron allí, y que quizá por la sobre-familiaridad que imprime el haberlos leído siempre desde una interpretación tradicional, nos pasan desapercibidos, pero son importantes.

Este es un ejercicio apasionante, pero requiere de ayuda y sabiduría. No podremos solos, de forma que te animo a terminar este primer día (y lo haremos en los sucesivos):

• Pidiéndole al Señor que Su Espíritu Santo nos guíe a toda verdad, porque Su Palabra es difícil.
• No queremos ir delante, sino detrás, escuchando Su voz,
• y pedimos que nos enseñe lo que nosotros no vemos.