¿Qué Nos Pasó En El Edén?- Psicología De La CaídaMuestra

NO HAY JUSTO, NI AÚN UNO

Espero que estés preparado y dispuesto a seguir haciéndote preguntas que pueden cambiar tu visión acerca de Dios y de ti mismo, pero sobre todo que esto no se quede en un mero ejercicio intelectual, sino que sea transformador para tu propia vida. De ahí nuestro enfoque devocional.

• ¿Es posible una lectura natural sobre lo que se vivió en el Edén que no parta de nuestra herencia interpretativa tradicional?
• ¿Será que el orden en la creación y otros elementos han sido analizados principalmente dando por hecho ese argumento, dejando fuera por desapercibidas otras cuestiones que se destilan al leerlo minuciosamente?
• ¿Es posible que lo que se esperaba de Adán y su esposa fuera diferente no tanto por «esencia» (ser hombre o mujer), sino por «presencia» (es decir:

1. porque él estaba antes y debía cuidar el regalo que ella era para él;
2. y porque ella llegaba a un lugar donde no estaba sola y, por tanto, no debía ir «por libre»)?­

• ¿Fue el pecado de Adán escuchar la voz de su mujer, a la que más bien (según establece el argumento tradicional) «debía liderar», o será que al escuchar la voz de ella desatendió la voz de Dios, esencia real del problema en ambos, porque así mismo lo hizo ella prefiriendo la voz de la serpiente?
• ¿No parece que están hechos de una misma «pasta» incluso en eso, y que somos distintos en lo que lo somos –valga la repetición–, pero no en todo lo que se nos planteó desde la visión más tradicional?

Estas y otras preguntas son las que abordo, de forma paulatina y sosegada, en este plan:

• sin dogmatismos, pero tampoco tabúes,
• con respeto y legitimidad a la vez porque se nos llama a inquirir y usar la inteligencia, junto con el Espíritu Santo,
• para examinarlo todo y retener lo bueno,
• buscando crecer como pueblo de Dios imitando al Maestro.

Me adelanto a lo que viene por delante, si me lo permites, para plantearte dos spoilers antes de que sigas leyendo:

#1: Aquí no encontrarás un alegato feminista.

#2: Tampoco hay buenos y malos. Solo habemos malos:

Como está escrito: Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Agucemos la vista, afinemos los sentidos y, sobre todo, abramos el corazón.

Volvemos al Edén...