Aceptémonos Unos A OtrosMuestra

Banquete de Leprosos La capital del Reino del Norte, Samaria, estaba bajo el asedio implacable y sin tregua del ejército invasor sirio. La gente se moría de hambre. Las cabezas de animales y las cascaras de las frutas estaban alcanzando un precio muy alto para la gente que estaba desesperada por comer algo, cualquier cosa. El profeta Eliseo estaba en calma, le aseguraba a la gente que el hambre iba a terminar muy pronto. Efectivamente, poco antes del anochecer el Señor hizo que los invasores escucharan sonidos imaginarios de un gran ejército que venía de Egipto, y huyeron para salvar la vida, dejando en el campamento su ropa, dinero y alimentos. Había en Samaria unos leprosos que no poseían nada y que, por lo tanto, no tenían nada que perder; un pequeño grupo de ellos se deslizó fuera de las murallas y descubrieron que en el campo no había nadie. Comieron hasta saciarse y saquearon el campo durante un tiempo antes de que les llegara un pensamiento generoso y los hiciera reflexionar: “No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas noticias y nosotros callamos” (2 Reyes 7:9). Nosotros los cristianos somos sólo los leprosos afortunados que hemos descubierto que el asedio de la muerte ha sido levantado y hemos tenido la oportunidad de comer hasta saciarnos del evangelio. ¡Hemos sido perdonados y somos inmortales a través de la fe en nuestro Salvador Jesús! Este es un día de buenas noticias, no debemos guardarlas solo para nosotros.