Aceptémonos Unos A OtrosMuestra

Evasión Gracias a la famosa parábola de Jesús en Lucas 10 acerca de salteadores de caminos y un sorprendente rescate, la palabra Samaritano tiene todavía la connotación de compasión y generosidad. El término se ha convertido en un elogio. Irónicamente, en la época de Jesús era lo contrario; decirle “samaritano” a alguien era un insulto. Los judíos veían a sus “medio vecinos” como mestizos raciales y renegados de su tradición religiosa. Les mostraban su desaprobación y temor con la evasión: “judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Juan 4:9). Cuando cabalgaban o caminaban de Judea en el sur a Galilea en el norte, los viajeros judíos preferían cruzar el Jordán y dar la vuelta por el camino más largo para reducir al máximo cualquier contacto con “esa” gente. La naturaleza humana no ha cambiado mucho en dos mil años. En todos nosotros hay un fuerte deseo de evitar las personas que no nos gustan y asociarnos sólo con personas que compartan nuestra raza, tribu o el nivel social o económico. Satanás sonríe ante las barreras sociales y culturales; mantener separadas a las personas minimiza el movimiento del evangelio, y también aumenta las posibilidades de que se estanque el grupo de aislados “evasores”. No se necesita cerebro ni valentía para evadir a los demás. Se necesita a Cristo y a creyentes inspirados en Cristo para crear una cultura que vea los movimientos sociales no como amenazas sino como oportunidades para compartir la Palabra de vida.