DemostradoMuestra
Cuando mi hijo mayor, Conner, tenía dos años, lo encerré por accidente en mi auto mientras el motor estaba encendido.
No fue mi mejor momento. Entré en pánico y no había una solución rápida y obvia.
Si llamaba a un cerrajero o a mi esposo por las llaves extras, Conner podría salir de su asiento y dirigir el auto contra una pared antes de que llegaran.
Así que decidí que yo misma llevaría a mi hijo a la libertad.
Él ya sabía cómo salir del asiento del auto; el primer paso ya estaba sucediendo.
Comencé a gritar y a señalar la cerradura imitando en el aire cómo levantarla. Debí parecer una tonta. Varias personas se reunieron en el estacionamiento y se unieron a la función. Estábamos todos gritando e imitando que abríamos la puerta juntos.
En ese momento, mi hijo moviendo su cabeza comenzó a reirse de nosotros viendo el espectáculo. Como si hubiera sabido exactamente lo que queríamos que hiciera, abrió la puerta.
¿Por qué te cuento esta historia? Porque la imagen de nuestros frenéticos intentos de conseguir que Conner abriera la puerta me vino a la mente mientras estudiaba el pasaje que leíste hoy. Mientras estamos atrapados en nuestra transgresión y pecado, Jesús está agitando sus brazos y mostrándonos el camino hacia la libertad y la sanidad. Obviamente, él no está histérico al respecto.
¿Y si te dijera que para ser realmente libre, disfrutar de Dios, cumplir tu propósito aquí en la tierra, debes ARRIESGARTE voluntariamente para la gloria de Dios?
¿Buscarías un texto que apoye esa idea? Sin duda.
En Juan 9, se necesitó valor para que el ciego caminara hacia el agua, creyendo que lo que Jesús dijo funcionaría.
Se necesitó valor para que Jesús ignorara las leyes religiosas hechas por el hombre para darle la sanidad y la libertad al hombre ciego.
Se necesita valor para dejar atrás las mentiras, las cadenas y el pecado y creer que hay algo mejor, algo que valga la pena sacrificar para obtener algo que sí lo vale.
Jesús presionó a la gente.
Continuamente los sacaba de sus vidas cómodas, expectativas culturales y escenarios predecibles, hacia la libertad, sanación, plenitud, abundancia y alegría.
Jesús se arriesgó intencionalmente y sabía que valía la pena.
Pero nosotros también sabemos que vale la pena.
¿Qué podría estar pidiéndote Dios que arriesgues por su reino?
Escrituras
Acerca de este Plan
Muchos de nosotros vamos por la vida sintiendo que no estamos a la altura de las espectativas. Parece que siempre queremos más. Pensamos que si pudiéramos trabajar más duro o ser mejores, podríamos lograrlo. Pero la verdad es que nunca lo seremos. Y afortunadamente no tenemos que serlo. En su libro Demostrado, Jennie Allen examina pasajes clave del libro de Juan para evidenciar que solo Jesús es suficiente. No tenemos que probar nada porque Jesús ya lo ha demostrado todo. En este plan de lectura de 7 días, explorarás temas como el triunfo de Dios sobre la muerte, fe en su guía diaria y cómo crecer en intimidad con Cristo. Descubre la forma en que nuestros corazones sedientos solo pueden ser saciados con el Agua Viva
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