¿Hay alguna manera de dejar el alcohol? | Luis Palau RespondeSample

¿Cuánto vino es mucho vino?

Varias veces a lo largo de los años me han hecho esta misma pregunta, una y otra vez, quizás tratando de justificar una copa aquí, y otra allá. Pero quizás lo que debiéramos preguntar es: ¿Por qué busco el alcohol?

Si te preguntas esto, y eres honesto contigo mismo, seguramente encontrarás que la respuesta ronda en inseguridad, tristeza profunda por golpes y engaños recibidos, crisis económicas o laborales, amargura de años por problemas no resueltos, deseos de olvidar algo malo por lo que hayas pasado, depresión por soportar algún peso más a allá de las fuerzas y sin ayuda, necesidad de pertenencia no resuelta, y cosas semejantes que tienen que ver básicamente con un vacío en el pecho que se siente: sin fondo.

Al principio el alcohol parece traer soluciones rápidas y sencillas, pero luego deja a la persona maltrecha, tirada y arruinada, más que antes de beber. La gran paradoja del alcohol es que, aunque ofrece emoción, trae tristeza. Aunque ofrece satisfacer la sed, produce necesidad de beber más. Aunque desinhibe por un momento, esclaviza por años.

En muchos hospitales del mundo, uno de cada seis pacientes está allí por causa del alcoholismo. Y dicen las Naciones Unidas que, de cada tres suicidas, uno es alcohólico. De la misma manera afecta a las parejas y uno de cada cinco matrimonios rotos involucra al menos a una de las partes esclavizada por el alcohol.

El vacío físico tienes que llenarlo con trabajo duro, con ejercicios, con deportes. Debes ser intencional en ejercitarte y ocupar tus horas ociosas.

El vacío emocional tienes que llenarlo con buenas amistades cristianas, gente positiva, trabajadora, que seguramente encontrarás en buenos lugares. No te engañes a ti mismo pensando que será sencillo encontrar buenos amigos en lugares malos. La buena gente, por lo general, está en buenos lugares. 

Siempre recomiendo buscar amigos entre gente que comparta tu sentir y tus valores cristianos.

El vacío espiritual debes llenarlo recibiendo a Cristo en el corazón, abriéndole la puerta de tu vida a Dios e impregnando tus pensamientos de la Santa Palabra de Dios, la Biblia. Inunda tu mente de pasajes bíblicos. Memoriza versículos de la Biblia, piensa y medita en ellos, y de esa manera vas a romper con ese “vacío”, antes de que rompa contigo.

El sabio Salomón dijo hablando del alcohol: ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente! (Proverbios 20:1).

Vuelve ahora mismo a leer el primero de estos tres devocionales, el del día 1, y toma una sabia e inteligente decisión.

Luis Palau