En Nuestro Lugar: Devociones Cuaresmales de Tiempo de GraciaMuestra
Consumado es
Uno de los dos días más importantes de la historia de la humidad parecía bastante normale para algunos soldados romanos. Tenían la triste tarea de hacer tres ejecuciones públicas en Jerusalén el día antes del Sabbat de la Pascua judía. Eran capaces de realizar la tarea con una eficiencia macabra y perfeccionada, martillando con clavos las muñecas y pies de sus víctimas.
Dos vocearon su dolor y odio. El que estaba en el centro, Jesús, llevó su sufrimiento principalmente en silencio, pidiendo sólo una vez a su Padre que perdonara a todos sus atormentadores. Mientras Jesús estaba muriendo, el suboficial al cargo de los detalles de la crucifixión de Jesús comenzó a pensar quién era el hombre colgado ante él: “Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).
Aquel centurión volvió a las barricadas aquel día cargando tres cosas: el reparto de las ropas que habían quitado al ejecutado, la culpabilidad terrible por haber crucificado no sólo a un hombre inocente sino al mismísimo Hijo de Dios, y un mensaje del perdón que se extendió incluso a asesinos como él.
Se pueden sacar muchas enseñanzas de esta escena increíble, pero hay dos particularmente importantes por encima de las demás. Primero, la crucifixión de Cristo nos muestra lo verdaderamente malos que son nuestros pecados. Segundo, su crucifixión nos muestra que su compra a través del perdón fue exitosa para todo el mundo. Consumado es. Satanás ha perdido. Cristo te ha hecho libre.
Uno de los dos días más importantes de la historia de la humidad parecía bastante normale para algunos soldados romanos. Tenían la triste tarea de hacer tres ejecuciones públicas en Jerusalén el día antes del Sabbat de la Pascua judía. Eran capaces de realizar la tarea con una eficiencia macabra y perfeccionada, martillando con clavos las muñecas y pies de sus víctimas.
Dos vocearon su dolor y odio. El que estaba en el centro, Jesús, llevó su sufrimiento principalmente en silencio, pidiendo sólo una vez a su Padre que perdonara a todos sus atormentadores. Mientras Jesús estaba muriendo, el suboficial al cargo de los detalles de la crucifixión de Jesús comenzó a pensar quién era el hombre colgado ante él: “Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).
Aquel centurión volvió a las barricadas aquel día cargando tres cosas: el reparto de las ropas que habían quitado al ejecutado, la culpabilidad terrible por haber crucificado no sólo a un hombre inocente sino al mismísimo Hijo de Dios, y un mensaje del perdón que se extendió incluso a asesinos como él.
Se pueden sacar muchas enseñanzas de esta escena increíble, pero hay dos particularmente importantes por encima de las demás. Primero, la crucifixión de Cristo nos muestra lo verdaderamente malos que son nuestros pecados. Segundo, su crucifixión nos muestra que su compra a través del perdón fue exitosa para todo el mundo. Consumado es. Satanás ha perdido. Cristo te ha hecho libre.
Escritura
Acerca de este Plan
Este plan de lectura te guiará a través de la sesión Cuaresmal, la cual nos brinda las increíbles historias del sufrimiento, condenación y muerte de Jesucristo por nosotros.
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We would like to thank Time of Grace Ministry for providing this plan. For more information, please visit: www.timeofgrace.org