15 Días De Revelacion Para VivirMuestra
MÉDICOS ENFERMOS
“Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. Porque Yahwéh había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara, mujer de Abraham”
(Gen. 20:17-18).
¿Qué? ¿Orar por mujeres estériles cuando llevas una vida esperando que Dios sane la tuya? ¡Es el mundo al revés!
Abraham debía rogar a Dios por la salud de Abimelec y su casa cuando esperaba el milagro en su esposa. ¿Cómo puedes orar por otros cuando tienes el mismo problema?
¿Y por qué escucha Dios a Abraham sobre la sanidad ajena cuando no ha sanado a su mujer del mismo mal?
Así funciona el reino de los cielos, hasta que dejas de llorar tu problema y ayudas al prójimo es que recibes respuesta a tus propias necesidades. Lo siguiente que dirá la Escritura es que visitó Dios a Sara, mujer de Abraham para que concibiera hijo.
Renglones arriba, Dios había dicho que el viejo patriarca era profeta, así que oraría por Abimelec; en ninguno fue tan real que el profeta carece de honra en su casa como en Abraham, perecía ser profeta al mundo, más no a los suyos. Allí es donde un cristiano es verdaderamente cristiano, cuando sus limitaciones no le impiden servir a Dios y a los demás. Si todos esperamos estar perfectamente saludables y bendecidos para comenzar a ayudar a otros, habremos dejado este mundo a la desolación. La solución es hacer a un lado el dolor personal procurando ser bendición. Quita las vendas de tu alma y envuelve con ellas a tu hermano; dale tu medicina; ora por su necesidad ignorando la tuya. ¿Acaso no tenemos el ejemplo de aquel que dejó su cielo para salvarnos? ¿No podrás dejar tu tierra por un poco de cielo para otros?
Acerca de este Plan
Dios habla y lo hace todos los días. Cada una de sus Palabras es poderosa, para realizar absolutamente todo. Tú escuchas pero debes de hacerlo todos los días. Detrás de todas tus necesidades, se encuentra la necesidad de la Palabra de Dios.
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