530Muestra

Hoy comenzaré con uno (1) de cuatro (4) principios que me hubiese gustado conocer, desde que inicié en los caminos de Jesús.

"Sin plan no hay vuelo".

Antes de emprender un viaje lo primero es saber ¿cuál es el destino?. Cuando hablamos del viaje de la fe, podemos decir que la base para poder alcanzar la madurez espiritual, es el anhelo de hacer la voluntad de Dios.

En las innumerables circunstancias que se nos presentan en la vida vamos adquiriendo experiencias, acumulando recuerdos, añadiendo personas, y en muchas ocasiones guardando escombros. Esos que llenan nuestro corazón de escoria y nos impiden ser objetivos, asertivos, compasivos, amorosos y que esa influencia en nuestra mente termina generando comportamientos equivocados; albergando en nuestro AVIÓN sobrepeso.

Bueno José, pero “a todos nos pasa”; sí, justamente estamos propensos a enfrentarnos a estas situaciones, el asunto no es si estaremos expuestos, se trata de cómo vamos a reaccionar.

Si eres como yo, seguramente quieres llegar a tu destino, sentir que haces las cosas como Jesús para agradar al Padre, y es por eso que hoy sólo quiero que nos centremos en Jesús (no busques otros ejemplos, fuentes de inspiración efímera) te invito a que te centres en el Único que puede modelarte en todo.

Para mantener tu corazón limpio de escoria debes tomar en cuenta lo que Él hacía, llegar al nivel de conciencia que llegaba y especialmente tener una dosis de convicción, que te permita obedecer y comportarte como aquellos que estamos llamados a ser. Veamos lo que dice Jesús:

“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo solo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad, sino cumplir la voluntad del que me envió.” Juan5:30NVI

Analicemos algunas palabras de este texto:

No puedo: Reconozco el poder del Padre (no es por tus fuerzas).

Oigo: Reverencio al Padre (quiero escucharte, no voy sólo a pedirte)

No busco: Rindo mi voluntad, emociones, dolores, heridas para ser transformados por su poder (el Espíritu de Dios es el único que puede transformarte para siempre).

Cumplir : Recompensa (serás llamado siervo bueno y fiel).

Vamos a la práctica:

- Reconoce el poder del Padre: busca sus atributos y habla con Él expresándolos en oración, no porque no lo sabe, sino para que te apropies de ese Dios poderoso.

- Reverencia: dedica tu corazón, háblale a Dios lo que quieres ver en ti, pídele que te revele lo que no ves, que muestre los estorbos y obstáculos que no te dejan avanzar.

- Rendición: entregar tus deseos, proyectos, planes, cargas, emociones, heridas y deja que te guíe, confía.

- Recompensa: Una vez que hayas escuchado, anota lo que te dice Dios y hazlo (convierte en acción, con tareas especificas, medibles y temporales).

Para profundizar:

1. ¿Cuáles beneficios tendrías diariamente al incorporar estas palabras: RECONOCIMIENTO, REVERENCIA, RENDICIÓN, RECOMPENSA?
2. ¿En cuál debes hacer mayor énfasis?
3. ¿Qué puedes hacer para aplicarlo?

¡Nos vemos en el segundo día del plan 530!.