7 Proverbios Para El Siglo XXIMuestra
Cerrados a la corrección
En una línea similar a lo que ya se ha comentado sobre no ser responsables de nada, una de las formas en que las personas en el siglo XXI se han enrocado de forma más endurecida y sistemática es, precisamente, en hacerse impermeables a la corrección. Este es, de hecho, uno de los elementos fundamentales que, de no darse, bloquea la posibilidad de salvación para el ser humano frente a Dios.
En la economía del Reino de Dios, el único camino es Cristo el Salvador, y la persona ha de entenderse caída y con posibilidad de rescate por parte de Otro que le ha hecho ver su pecado, le corrige y le llama a un camino ordenado. Cuando endurecemos el rostro, sin embargo y, como decimos aquí en España: “nos ponemos de morros” ante lo que otro nos muestra, nada de esa corrección nos está calando. Estamos resistiéndonos a ceder nuestras posiciones, porque nuestro ego es demasiado grande y no aceptamos ninguna autoridad.
La mentalidad postmoderna, si lo piensas, ha ido cociendo a fuego lento una especie de fórmula perfecta para, precisamente, protegerse ante cualquier corrección. Por supuesto, no acepta ninguna de parte de Dios, pero tampoco lo hace aunque venga de otros. Si algo caracteriza el pensamiento de esta época es que
- “Aquí cada uno piensa lo que quiera”,
- “No hay respuestas correctas o incorrectas, porque esta es mi verdad y tú tienes la tuya”
- y “A mí no me manda nadie, porque soy completamente independiente, y al que no le guste, puede mirar hacia otro sitio”.
Este tipo de frases, por cierto, son muy difíciles de expresar con una cara amable. Más bien me encaja un gesto tipo “brazos cruzados” y con el rostro endurecido, como nos muestra nuestro proverbio hoy, porque en todas esas frases mencionadas lo que hay es un acto defensivo frente a un dedo que nos acusa. La cuestión es ¿nos acusa con razón, o nos revolvemos por inercia, directamente, sin considerar la verdad de lo que ese dedo apunta en nosotros?
Uno de los signos más claros de una vida transformada, seamos del siglo que seamos, es aceptar la corrección y reorientar nuestros caminos en la dirección correcta. Como cristianos, esta sigue siendo una tarea a la que debemos prestar atención, porque nos desviamos fácilmente. El Señor nos ayude a no parecernos demasiado a este siglo, sino a renovar nuestro entendimiento.
Escritura
Acerca de este Plan
Vivimos en la era post-moderna, y eso marca radicalmente nuestra manera de vivir. Los proverbios no son profecías, pero sorprende cuán bien algunos de esos pensamientos antiguos retratan nuestro siglo XXI. Parece bastante evidente que el corazón del hombre y la mujer no han cambiado en su esencia, ¿verdad? Solo es cada vez obvio que la distancia con el Creador nos lleva a nuestra peor versión posible.
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.lidiamartin.com/