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“Una nueva misión – Hacer Discípulos”

Cuando Dios creó a la humanidad, Satanás no dudó en contaminar la creación y condenarlos a una eternidad sin Dios a través del pecado. A partir de ese punto, toda la humanidad carga con el pecado original, pero también tiene la oportunidad de alcanzar el perdón y salvación a través de poner su fe en Jesucristo como el verdadero hijo de Dios. Pero todo mensaje necesita mensajeros.

La Iglesia primitiva nació con la resurrección de Cristo y a partir de allí, ese ha sido EL MENSAJE: Somos pecadores, no podemos salvarnos a nosotros mismos, Cristo resucitó para salvarnos, sólo debemos creer en esto.

La resurrección impactó tanto la vida de los que presenciaron este hecho que empezaron a publicarlo en todas sus redes sociales: se lo contaron a sus familiares y amigos, en las plazas y en los hogares, a todo judío y con el tiempo también al resto del mundo. Era un movimiento con una idea central: ¡JESÚS RESUCITÓ!

Cuando el movimiento empezó a multiplicarse, el imperio romano decidió perseguirlos y si era necesario, asesinar a todo el que creyera que Jesús había resucitado, sin embargo, ni uno sólo de los seguidores de Cristo se retractó. ¿Por qué? Porque estaban convencidos de que Jesús era quien dijo que era: El hijo de Dios.

Lo que se suponía que debía ser el final de este movimiento, sólo fue el principio. La iglesia llegó a la conclusión de que el mensaje que tenía para comunicar al mundo era tan importante que decidieron registrarlo en manuscritos, hacer muchas copias y distribuirlas por todo el mundo conocido, aún a costa de sus propias vidas.

Hoy estás escuchando este mensaje gracias a un grupo de valientes que decidieron ser testigos de Jesucristo; y Él te ha llamado a ser parte de este movimiento.

¿Qué harás al respecto?