Nehemías: Un Corazón por tu CiudadMuestra
Ayer terminamos nuestro estudio con una actitud de celebración y agradecimiento a Dios por su fidelidad. El pueblo de Israel fue instruido a no llorar, sino a llenarse de gozo. Sin embargo, hoy arrancamos con un genuino arrepentimiento y una renovación de pacto.
A primera vista puede parecer que el pueblo está haciendo todo al revés: ¿no deberían primero arrepentirse y recibir perdón? Luego, una vez bien arrepentiditos, lo lógico sería que Dios en su misericordia les ayudase a reconstruir la muralla para que así terminasen en celebración y, colorín colorado este cuento se ha acabado, ¿no?
Pues en nuestra historia (tanto la que encontramos en Nehemías como la de cada una de nuestras vidas) es al revés: primero Dios muestra su misericordia (en este caso ayudándoles a reconstruir la muralla), luego respondemos (el pueblo de Israel celebró) y finalmente ponemos en orden nuestras vidas (aquí nos encontramos al pueblo de Israel confesando pecado y renovando su pacto con Él).
Tantas veces que pensamos que tenemos que tener todo en orden antes de acercarnos a Dios… Pero una vez más vemos reflejado en las páginas de Nehemías que Dios no nos requiere perfección, sino disposición.
Él nos reconstruye como Nehemías reconstruyó las murallas sin que lo merezcamos.
El pueblo de Israel había tomado el paso de fe de reconstruir y al finalizar la muralla nos los encontramos agradecidos, arrepentidos y renovando sus promesas a Dios. Eso es lo que Dios pide de nosotros: un paso de fe.
Otra cosa que aprendemos del pueblo de Israel en este pasaje es que no se arrepintieron por algo que solo ellos habían hecho, sino que se tomaron muy en serio el pecado de su nación. En su oración de arrepentimiento vemos que se arrepintieron por parte de sus antepasados. Sabían que como nación habían hecho daño al corazón de Dios y querían aprender de los errores de sus padres y abuelos al renovar sus promesas al Señor. Requiere mucha valentía y humildad ver nuestras ciudades y naciones y permitir que el dolor del corazón del Padre nos mueva. Cuando nos permitimos sentir lo que Dios siente al ver el pecado de nuestras ciudades, es entonces que podemos unirnos a su corazón para traer un verdadero cambio.
Oremos juntos:
- Vuelve a leer la oración en Nehemías 9:6-37. Haz que estas palabras sean tuyas mientras agradeces a Dios por su misericordia y al mismo tiempo confiesas el pecado de tu ciudad.
Escritura
Acerca de este Plan
Como a Nehemías, Dios quiere usarnos para reconstruir nuestras ciudades, bendiciendo, impactando y restaurando vidas, poniendo nuestros ojos en Dios, en su palabra y en sus promesas y no en los enemigos que nos rodean
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Nos gustaría agradecer a Amistad Cristiana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.amistadcristianamadrid.org/