Encuentros con el Hijo de DiosMuestra

Hombre con Dios

Aun entre quienes reconocen la deidad de Cristo, a menudo fracasan en reconocer su condición de hombre. Nos apresuramos a afirmar que cuando caminó sobre la tierra era Dios con los hombres, pero pasamos por alto una verdad igual de importante: que donde se sienta ahora en su trono de mediador, es Hombre con Dios.

La enseñanza del Nuevo Testamento es que ahora, en este mismo momento, hay un Hombre en el cielo apareciendo en la presencia de Dios por nosotros. Es tan ciertamente un hombre como lo fue Adán, Moisés o Pablo. Es un hombre glorificado, pero su glorificación no lo deshumaniza. Hoy es un hombre real, del género humano, que lleva nuestros rasgos y dimensiones, un hombre visible y audible a quien cualquier otro hombre reconocería al instante como uno de nosotros.

Incluso, más que esto, Él es el heredero de todas las cosas, el Señor de todos los mundos, la Cabeza de la iglesia y el Primogénito de la nueva creación. Él es el camino a Dios, la vida del creyente, la esperanza de Israel y el sumo sacerdote de todo verdadero adorador. Él tiene las llaves de la muerte y del infierno, y es el abogado y fiador de todos los que creen en Él de verdad.

Oración

Padre, no solo tengo la seguridad de mi salvación, sino que también sé que tú intercedes por mí como hombre que ha experimentado la vida en esta tierra. Gracias por ser a la vez Dios con los hombres y hombre con Dios. Amén.