Saca provecho a la profecía Muestra

Concentra tu atención en nuestro Salvador

Concéntrate en nuestro Salvador, la adoración de Dios y haz un análisis crítico al problema de la indiferencia. Las Escrituras: El problema de la ignorancia, no es posible que uno tenga una perspectiva completa de las Escrituras y del conocimiento de Dios si no tiene una visión completa de la profecía. Uno de los objetivos claves de Dios para la profecía, es revelarnos qué es lo que ha de acontecer antes de que ocurra. Con sólo ver la cantidad de páginas que el Espíritu de Dios dedica a la profecía, es fácil percibir la importancia que Dios le da a esta verdad esencial. 

Al pensar en la profecía y concentrar nuestra atención en el tema de la segunda venida de Cristo en las Escrituras, surgen las siguientes estadísticas, aproximadamente una cuarta parte de la Biblia era de carácter profético cuando fue escrita. De las 333 profecías referentes a Cristo, solamente 109 se cumplieron en su primera venida, dejando pendientes 224 que aún quedan por cumplirse en su segunda venida. Hay un total de 1.527 pasajes del Antiguo Testamento que se refieren a la segunda venida. En el Nuevo Testamento, 330 versículos se refieren directamente a la segunda venida de Cristo. El Señor mismo se refiere a su venida 21 veces en las Escrituras. 

Hacer caso omiso de una parte tan significativa de la Palabra de Dios, abre las puertas a todo tipo de falsas doctrinas y esperanzas. Como escribió el Apóstol Pablo a la iglesia de Tesalónica: «Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis...» Debido a que los creyentes de Tesalónica estaban muy preocupados por sus seres queridos que habían fallecido, se planteaban diversas preguntas: ¿Qué les ocurriría a ellos cuando volviese el Señor? ¿Qué pasaría con sus seres queridos fallecidos en Cristo? Esta porción profética tenía como propósito corregir su ignorancia respecto de la venida de Cristo y el rapto de la iglesia. 

El beneficio que les trajo a los creyentes de Tesalónica al saber estas verdades, puede ser nuestro también, en la medida en que consagramos nuestras mentes y corazones al estudio de la Palabra profética. 

Las palabras de C. I. Scofield ilustran esta verdad: «Abrimos las páginas de la Palabra profética y vemos que se extiende delante de nosotros el panorama magnífico del futuro de las naciones. Nuestro Dios despliega ante nosotros aquello que está haciendo aquí y ahora en este mundo; y no sólo eso, sino que además levanta el velo y nos muestra aquello que va a hacer en el futuro».