¿Con quién no debería casarse un cristiano?Muestra

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No te cases con el que evade sus responsabilidades. Algunos se divorciaron antes de conocer a Jesús y Él, en su misericordia, los restaura y por eso quieren volver a casarse y eso está bien; su pasado quedó en la cruz y pueden llegar a tener un buen matrimonio, pero observemos bien, pues si esa persona no cumple con su deber de sostener a los hijos de su primer matrimonio, por ejemplo, no conviene. Que Dios nos perdone no significa que podamos abandonar nuestras obligaciones. Muchos dirán: «no tengo plata». ¿Entonces con qué y para qué se casa? En otras palabras, si no pagó su carro viejo, no compre el nuevo.

¡No nos casemos con Dalila! La Biblia nos cuenta que Sansón perdió su unción cuando ella, a punta de seducción, logró que revelara su secreto; lo que Dios le dijo que no le contara a nadie. Una mujer así, que no somete su sexualidad a Dios, nos enceguece con sus encantos, rompe nuestro corazón y hace que perdamos la unción. Un hombre no debe casarse con una mujer así. Si salimos con una cristiana que se viste provocativa, coquetea con los demás, dice palabras indebidas —hay temas que no se tratan— o piensa que las relaciones sexuales fuera del matrimonio están bien, ¡terminemos con ella antes de quedar atrapados y perderlo todo como Sansón! De hecho, él perdió sus ojos. Una mujer debe vestirse de tal manera que muestre su belleza sin ser insinuante.

Tampoco nos casemos con un adicto porque infortunadamente muchos cristianos que no fueron confrontados siguen con sus vicios. Otros no fueron bien discipulados y continúan esclavos del alcohol, el cigarrillo, las drogas, la pornografía... Jesús puede liberarlos, pero hasta que eso no pase, no nos comprometamos ni nos casemos, si no están dispuestos a buscar ayuda ni reconocen su hábito —la mayoría lo niega—. ¡No caigamos en las terribles garras de la codependencia!