¿Con quién no debería casarse un cristiano?Muestra

Equilibrio

Maridos acusados de no oír a sus esposas, recuerden que nuestras perspectivas son distintas. El hombre razona, la mujer siente. Ningún punto de vista es mejor, ambos son necesarios. Un hombre sabio, como cabeza del hogar, escucha a su esposa y a ese punto de vista le añade el suyo. No afirma: «te equivocas, no estoy de acuerdo», pero tampoco dice: «sí, señora». Expresa: «tienes razón, pero yo también». No es “a” más “b” igual a “a” ni a “b”, sino a “c”. Si lo entendemos, acabaremos los conflictos.

Dios en su soberanía puso al hombre como cabeza y le dio la capacidad de analizar la óptica de su mujer y sumarla a su visión, eso dice la Biblia. No es que no escuchemos a nuestra esposa, es que en la mente reunimos lo que ella dijo y lo que pensamos: tratamos de llegar a un punto medio. Unas veces la balanza se inclinará más a lo que creemos y otras, a lo que ella siente. Algunas se preguntan por qué no reconocemos cuando tienen la razón. No es que uno la tenga y el otro se equivoque, sino que el blanco más el negro da gris. Hay hombres necios que no creen en Dios ni oyen a su señora y obstinadamente hacen lo que quieren, pero les aseguro que la mayoría de los cristianos no somos así. Si las mujeres no lo creen, no están seguras del poder de Cristo. Su confianza no debe estar en esos atolondrados, ¡sino en Jesús, su obra en la cruz y lo que ahora él hace en nosotros! Eso es importantísimo para que el matrimonio funcione.

El acuerdo es la suma de dos panoramas, eso nos hace sabios. Ninguno es mejor. Un hombre con la mente de Cristo tiene la función de oír lo que ella dice, evaluarlo junto a lo que él ve y piensa, y luego equilibrarlo. A veces peleamos y, ¿saben por qué?: las mujeres nos hicieron ver un lado que no queríamos enfrentar. Antes discutíamos con mi esposa porque comenzaba una respuesta diciéndole: «no, lo que pasa es…». Al lanzar ese «no», la anulaba y sugería que mi idea era la verdadera. Estoy aprendiendo a responder con sabiduría; le digo: «sí, pero además veo...».