Noqueado en el décimo roundMuestra

Su poder

Plaga 7: Granizo

Una tormenta terrible arrasó Egipto. Mientras la resistencia de Faraón crecía en fuerza, Moisés predijo: «Así que mañana como a esta hora, enviaré granizo muy pesado, tal como no ha habido en Egipto desde el día en que fue fundado hasta ahora». Algunos de los funcionarios de Faraón comenzaron a prepararse para la gran tormenta cuando escucharon las palabras de Moisés; porque habían visto lo que Dios podía hacer. Pero Faraón no permitió que los israelitas se fueran, y la tormenta se dirigió directo a Egipto, como dijo Dios.

Los egipcios también tenían una diosa del «clima»; una diosa del cielo llamada Nut. Sin duda, los magos de Faraón clamaron a Nut para controlar la tormenta, pero sus esfuerzos fueron fútiles. Probablemente también clamaron a Osiris, el dios egipcio de los cultivos, pero probó ser inútil para proteger los campos de Egipto del granizo destructor. Set, el dios de las tormentas, tampoco tuvo poder para detener esta tormenta. Los dioses con minúscula de Egipto no eran rivales para el Dios Todopoderoso. Él solo controla el clima, ¿y por qué no? El hizo los vientos, la lluvia y el granizo.

Cuando Jesús y sus discípulos encontraron una tormenta algunos siglos después en el Mar de Galilea, Jesús les ordenó a los vientos que cesaran, y así fue. Sus discípulos se maravillaron de esto diciendo: «¿Quién es Este, que aun los vientos y el mar lo obedecen?». Ellos podían ver que su poder era distinto de cualquier otra cosa que hubieran visto antes, y los llenó de maravilla y asombro.

Dios tenía un propósito al enviar la tormenta a Egipto, y era no solamente forzar la mano de Faraón para dejar ir a los israelitas. Él tenía una agenda más grande que eso. Quería que Faraón y todo Egipto supieran «que no hay otro como [Él] en toda la tierra». De hecho, Dios declaró que había levantado a Faraón justo para este propósito, para: «Mostrarte Mi poder y para proclamar Mi nombre por toda la tierra». Dios se estaba haciendo un nombre para sí mismo, y todo lo que Faraón y los egipcios podían hacer era esconderse y observar mientras el granizo caía del cielo, derribando la vegetación y matando todo lo que no estuviera bajo techo. No cayó granizo en la tierra de Gosén. No obstante, el corazón de Faraón no cambió para dejar ir a los israelitas. ¿Le sorprende?