Madurez en CristoMuestra

¿Cuál fue el testimonio de Jesucristo?

Nos corresponde entender, todo lo concerniente acerca de cuál fue el testimonio de Jesucristo, para disfrutar los beneficios que de allí se derivan. Primero que todo, se presenta a Jesucristo como un testigo de la obra del Padre. Es por ello que Cristo, vino a este mundo para ser testigo y declarar la verdad. 

Cristo es el rey de los testigos; Él es el mayor de todos los testigos, y superior a cada uno. No difiere de cualquier otro en las cosas que testifica, porque todos ellos testifican de la misma verdad. Pero hay algo en lo que este glorioso testigo es superior a todos los demás, que Cristo testifica directamente por sí mismo y siempre hablaba directamente desde Él mismo. 

En segundo lugar, Cristo era superior a todos los demás, por el hecho de que su testimonio fue uniforme. Siempre era el mismo testimonio. Nunca hubo una ocasión en que se contradijera; ni se retractara de la verdad proclamada. Además, el testimonio de Cristo fue perfecto en el testimonio de toda verdad. Otros hombres, solo dieron testimonio de partes de la verdad, pero Cristo la manifestó toda. 

Hubo más revelación de Dios por medio de Cristo, que en las obras de la creación, o que en todos los profetas. Cristo fue testigo de todos los atributos de Dios, y no dejó ninguno de ellos sin expresar. El testimonio de Cristo fue perfecto en todos los aspectos y asuntos de la economía divina.

Observemos, una vez más, antes que llegue a la confirmación de este testimonio, que el testimonio de Cristo fue definitivo. El suyo fue el último testimonio, la última revelación que será jamás dada al hombre. Después de Cristo no hay nada. Todos los que vienen tras Él, son solo quienes confirman el testimonio de Cristo, hemos recibido aquello que Dios ha dado. No somos testigos de cosas nuevas. Solo somos confirmadores del testigo, Cristo Jesús.

Por lo tanto, el testimonio de Cristo, debe ser confirmado en nosotros mismos, y debe ser confirmado en otros. Todos los argumentos humanos y tradiciones religiosas de este mundo, jamás podrán alterar ni una sola jota de lo que Dios escribió dentro de nuestros corazones.