La gran aventura de confiar en DiosMuestra
Aprenda a confiar
Todo mi entrenamiento técnico, comercial e incluso religioso se ha basado en la habilidad de desarrollar el razonamiento humano y confiar en las conclusiones lógicas que se derivan de la evidencia disponible. Como piloto de avión, desde el comienzo de mi entrenamiento, se me enseñó a confiar en mis instrumentos.
«Tus instintos te engañarán –me decía con razón mi instructor-. Si tus instrumentos dicen que están volando con dirección al oriente créeles, pues aunque creas que estás volando con dirección al sur, debes aprender que tus instrumentos dicen la verdad».
Cuando un avión se ve rodeado de neblina y turbulencias, o cuando lo golpean fuertes vientos, a menudo se tiene la sensación de estar cayendo en picada y se siente la tentación de tirar de los controles. Pero si los instrumentos indican que están volando a nivel, o incluso ascendiendo, lo mejor es guiarse por ellos. Al tirar de los controles, el avión ascenderá bruscamente, lo cual causará una pérdida de velocidad que lo hará caer dando vueltas totalmente fuera de control. Me enseñaron a confiar en los instrumentos y nunca en los instintos.
En el mundo de los negocios se me enseñó a analizar los problemas, considerar las opciones, establecer los componentes riesgos/beneficios de cada opción y determinar de manera lógica el mejor curso de acción. En resumen, fui entrenado para confiar en las fórmulas gerenciales y de negocios probadas y aprobadas, que se enseñan a todos aquellos jóvenes y brillantes estudiantes que terminan sus maestrías en Administración de Empresas.
Lo mismo puede decirse de mi vida espiritual. En mi juventud, cuando comencé a trabajar como piloto misionero, mis superiores solían repetir con un tono de humilde fanfarronería: «Hacemos lo mejor dentro del límite de nuestras capacidades y el resto lo dejamos en las manos de Dios». El problema era que el énfasis lo poníamos en nosotros. De hecho, había un sentimiento general de que si hacíamos el trabajo de manera correcta, Dios no tendría mucho más que hacer. Sin embargo, hacer lo mejor dentro del límite de nuestras capacidades, siempre dejaba a Dios una carga injusta. Como vemos el énfasis se ponía en la confianza en nosotros mismos. La Biblia no nos enseña a confiar los unos en los otros. Si confío en alguien, sea quien sea, a la larga me decepcionaré, incluso podría salir profundamente lastimado. No, lo que la Biblia nos enseña es a confiar solo en Dios… pero a amar a la gente.
Escrituras
Acerca de este Plan
Debemos tener presente que aunque la vida se base en el factor confianza, no podemos confiar en la confianza. Nos decepcionaremos y tal vez saldremos heridos. Hemos aprendido a no confiar en la publicidad, pues los anunciantes que tienen intereses creados, nos mentirían con tal de que comprásemos sus productos. ¿Cómo confiaremos en Dios?
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Nos gustaría agradecer a Bernie May de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://theseedcompany.org y https://elcentronetwork.com