Se trata de tiMuestra

Creo en ti

Creo en ti, Jesús y en lo que harás en mí

Recibe toda la gloria, recibe toda la honra

Precioso Hijo de Dios

Creo en ti Cristo, creo en tu amor incondicional, en tu sacrificio redentor, en tu victoria sobre la muerte, en tu resurrección, en el cumplimiento de tu Palabra, en tu poder sin igual, en tu ascensión para sentarte a la diestra del Padre, en tu obediencia hasta el final al propósito eterno. Creo en todo lo que hiciste por mí y a mi favor, mucho más de lo que alguna vez imaginé, me diste eternidad, me diste propósito.

Creo en ti Cristo, creo en que me hiciste hijo de Dios, en que tomaste mi lugar en la cruz, en que me hiciste más que vencedor, en que cumpliste tu promesa de enviar al Consolador para que habite en mí todos los días hasta el fin, en que me hiciste bendecido con toda bendición espiritual, en que estoy sentado en los lugares celestiales juntamente contigo. Creo que me justificaste, que tu obra en la cruz fue completa. Tu Palabra lo dice, por eso lo sé. 

Juan dejó registrado en el evangelio de su autoría, las palabras de Jesús: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Era una conversación con Marta, la hermana de Lázaro, pero ¿cuántas veces no estamos en esa misma actitud de esta mujer? Con la diferencia que nosotros tenemos el Espíritu Santo que nos habita y el Nuevo Testamento que nos da testimonio de Cristo. Es tiempo de creer de manera asertiva, sin dejar lugar a la duda en nuestro corazón. Es tiempo no solo de conocer en nuestra mente, sino también actuar según lo que creemos. ¿Cómo veremos la gloria de Dios si no creemos que le hay? ¿Cómo seremos parte de su manifestación en esta tierra, si no creemos que nos habita y lo manifestamos?

Precioso Hijo de Dios, te hiciste hombre y habitaste entre nosotros, te hiciste siervo, obedeciste hasta la muerte, y muerte de cruz. Trajiste a realidad, de manera tangible el amor del Padre, para que en nuestra limitación pudiéramos palparlo, pudiéramos entenderlo, pudiéramos vivirlo.

Toda la gloria y toda la honra a tu nombre. No has faltado a nada de lo que dijiste que harías. Inclusive has ido más allá. Tu generosidad y entrega es total. Nos has modelado la verdadera vida. Nos has mostrado el verdadero amor. Agradecidos venimos a ti, a alabarte, a reconocer quien eres, porque se trata de ti.

Para escuchar la canción de Julio Melgar sobre la cual se basó este devocional, da Click aquí