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¿Alguna vez estabas teniendo un gran día . . . hasta que te conectaste a las redes sociales y viste algo que se decía de ti? Así de fácil, ¡todo tu día se arruinó! Es fácil dejar que lo que otras personas digan o hagan determine nuestro estado de ánimo y sentimientos por el resto del día. ¡En realidad es completamente normal! Pero eso no hace que sea más fácil de manejar cuando sucede. Sin embargo, en el versículo de hoy, Pablo nos recuerda que esos momentos no tienen que destruir nuestros días. Podemos seguir adelante y seguir viviendo para Dios, en días buenos y días malos. Incluso cuando las cosas que la gente dice parece que nos podrían arruinar, no tiene que arruinar la forma en que vemos a Dios. ¡Y ciertamente no tiene ningún efecto en cómo nos ve Dios! Decide hoy cómo puedes vivir para Dios, aun cuando otras personas digan o hagan cosas que lo hagan difícil.