[Serie Hechos] Imparables del evangelioMuestra

Sufrimiento con propósito 

Pastor Cruz Alberto Gutiérrez

Hechos 16 narra la historia del segundo viaje del apóstol Pablo (del año 49 al 52 después de Cristo). Pablo caminó en obediencia a Dios y a las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén. Su actitud enseña que cuando Dios te da una asignación debes obedecer así no la entiendas, porque él proveerá los recursos materiales en su momento y la gente que necesita para apoyarte lo hará voluntariamente. 

En Hechos 16:1–5 leemos que Pablo encontró a un joven discípulo llamado Timoteo que daba buen testimonio porque su madre y su abuela eran cristianas, aunque su padre era griego. Timoteo se unió a Pablo y a Silas en la misión de entregar la carta del concilio de Jerusalén a las iglesias de la región. 

Hechos 16:6–10 destaca la importancia de escuchar al Espíritu Santo. Pablo continúa su viaje en compañía de Timoteo por varios lugares. Atraviesan Frigia y la provincia de Galacia, donde el Espíritu Santo les prohíbe compartir la palabra. Luego llegan a Misia e intentan ir a Bitinia, pero el Espíritu Santo no se los permite. En ambas oportunidades, aunque no entienden las razones del impedimento, ellos obedecen. La tercera vez, la puerta se abre. Dios revela a Pablo la imagen de un joven macedonio, el apóstol toma la visión como una señal para ir allí. ¡Ahora la obediencia tiene su recompensa! 

Hechos 16:11–15 relata que el equipo embarcó rumbo a Filipos, la primera ciudad de Macedonia. Asistieron a una reunión de oración junto a un río y una mujer de negocios llamada Lidia fue salva y bautizada junto a su familia. 

En Hechos 16:16–24 vemos que el apóstol Pablo y su equipo se encuentran con una muchacha que tenía espíritu de adivinación. El apóstol le ordenó al espíritu que la poseía que saliera de ella. Acto seguido, por maquinación de los amos de la muchacha que estaban airados por la pérdida de su negocio, Pablo y Silas son azotados y encarcelados. 

Hechos 16:25–34 describe la situación de Pablo y Silas en prisión. Es un cuadro paradójico en el que vemos el florecimiento del gozo en medio de la prisión por causa del evangelio. De sus labios no brotan gritos de dolor, sino alabanzas. Un terremoto estremece la cárcel, rompe las cadenas que atan las manos y los pies de los prisioneros y abre las rejas. ¡Extraordinaria manifestación del poder de Dios! 

En Hechos 16:25–29 el carcelero saca su espada para quitarse la vida, pero Pablo lo tranquiliza. Este acontecimiento condujo a la conversión del carcelero y su familia. 

Responde 

¿Qué esperas para levantarte, caminar y hacer lo que Dios te ha ordenado? Recuerda de dónde te ha sacado el Señor y avanza. Recuerda que él tiene el control y así te encuentres en trayectos del camino que no son agradables para ti. ¡No te detengas!