[Serie El Señor te mantiene a salvo] Camina con Dios cada díaMuestra

El Señor es justo y compasivo

En los primeros versículos del Salmo 116, encontramos alabanza y gratitud de un hombre que se comunicaba con Dios, con la seguridad de ser escuchado. Desde el versículo 7 al 11, vemos que el Salmista se da un automandato de descansar en Dios. Es notable cómo habla a su propia alma, para que descanse en Dios. A veces, nuestra alma se abate con las circunstancias, cuando estamos sin fuerzas, cuando hemos estado cerca de la muerte, ya sea por una salud quebrantada o por amenazas de terceros. ¿Qué te entristece hoy? ¿Es tan fuerte que te invade al punto de perder de vista quién es Dios?

Sabemos que el alma se deja influenciar fácilmente por los acontecimientos. Muchas pueden ser a veces las aflicciones y por eso el alma, con la facilidad con que se alegra por ciertas cosas, también se entristece por otras. Las emociones no son nada confiables, van y vienen dependiendo de los acontecimientos. Si te dieron un ascenso en tu trabajo, estás feliz; si te robaron la cartera, estás triste; si tu hijo recibió un reconocimiento en la universidad, estás feliz; si tu esposo te envía un ramo de flores, estás feliz; y podemos seguir mencionando acontecimientos que cambian tu estado de ánimo. Por eso, necesitamos hablarnos a nosotros mismos y recordarnos quién es Dios. Porque sin importar lo que sucede, sigue siendo Dios nuestro Padre Amoroso, quien nos escucha y nos da descanso, por cuanto es Justo y Compasivo.

Esta seguridad en Dios nos permite tomar la actitud del Salmista de andar siempre delante de Dios en la tierra de los vivientes. ¿Qué significa andar delante de Dios en la tierra de los vivientes? Lo que quiere decir es que no se avergüenza que todos sepan de su fe en Dios, que su vida muestra a todos en quién está su esperanza. Sin importar condición social, situación educativa, o profesional, da a conocer a todos que su Dios es el Dios Justo, Compasivo, Misericordioso y Amoroso que todos necesitan. La decisión del Salmista es radical y la vive cada día de su vida.

Oremos

Señor, cuán hermoso es tener la seguridad en mi vida que me escuchas, y también que eres Justo y Compasivo. Por eso, hoy recuerdo a mi alma quién eres Tú, mi Amado Dios, que a pesar de las circunstancias siempre estás conmigo. Te alabo por quien eres y agradezco tanto amor. En el nombre de Jesús, amén.