[Serie El Señor te mantiene a salvo] Camina con Dios cada díaMuestra

Dios es quien te salva

Hoy terminamos la serie El Señor te mantiene a salvo, con una porción bíblica escrita por el profeta Isaías. Este versículo expresa de quién viene la salvación. La seguridad del profeta está en el Señor, porque él sabe que el único que salva es Dios. De ninguna otra parte puede venir la salvación. Esta aseveración, es la que hemos tomado como nombre de la serie, por la importancia que tiene para nuestras vidas.

La salvación tiene que ver con eternidad. Quita todo temor, porque nuestra confianza está en Dios. Debemos entender que ningún temor es mayor a la salvación que Dios nos da. Nuestro corazón está seguro en Dios. Dios es quién nos da seguridad y paz. Ninguna otra paz es permanente, ninguna otra paz tiene la connotación de sobrepasar todo entendimiento y estar sobre las circunstancias. La paz de Dios sí, porque Dios es paz, así como Dios es amor.

Dios, además es nuestro refugio, donde podemos ir cuando estamos tristes, o cuando nos duele algo. Es el único refugio seguro. Si comparamos con construcciones humanas, diríamos que los refugios antibombas proporcionan seguridad sobre la amenaza más grande que se conoce. Pero en realidad, aún el refugio antibombas es ínfimo comparado al refugio que es Dios. Lo supo Rahab, cuando toda la muralla cayó y ella y su familia quedaron resguardados; lo vivió el pueblo de Israel cuando salió de la esclavitud de Egipto y Dios abrió el mar Rojo para que pasaran en seco, pero todo el ejercito de faraón fue destruido por ese mismo mar. Noé también lo comprobó cuando construyó el arca y subió con su esposa, sus hijos y sus nueras. Pablo lo vivió en el naufragio, donde la tempestad azotó el barco donde era trasladado e iban 276 personas con él, pero un ángel le dijo que tuviera paz, que ninguno moriría y aunque el barco naufragó, ninguno murió. Todo puede caer alrededor, pero cuando Dios te protege, nada puede tocarte, nada puede destruirte.

Al terminar esta serie, solamente esperamos que tu seguridad en el Señor esté más profunda y firme, que nada te mueva de la paz en Dios y que cada día sigas construyendo tu confianza en él.

Oremos

Amado Padre Celestial, cuán agradecido estoy por Tu amor y seguridad, porque ningún temor puede gobernarme cuando Tú caminas conmigo cada día. Tu paz es real en mí. Tu gozo me gobierna. Tu misericordia me alcanza. Tu justicia se manifiesta. Tu salvación es real en mi vida. Te alabo porque maravillosas son Tus obras. En el nombre de Cristo Jesús, amén.