¿Quién es Jesús para ti?Muestra

Jesús es tu seguridad eterna

Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 

Estoy seguro en Jesús. Tú estás seguro en Jesús. Él nunca nos traiciona. Nunca nos rechaza. Nunca nos abandona. Otros pueden rechazarnos, abandonarnos o traicionarnos, pero no Jesús. Él es diferente. Estamos seguros en sus brazos, completamente seguros. No hay razón para tener miedo.

No nos aferramos a él. Más bien, él nos está sosteniendo. No nos deja ir, sin importar qué. En una corta oración, Jesús subraya cuatro veces lo seguros que estamos en él. 

Primero, «Yo les doy vida eterna». La vida eterna es un regalo. No recibimos la salvación porque la hayamos ganado. Nosotros no nos sostenemos en nuestra salvación por haberla ganado. Es un regalo. Desde el principio hasta el final, la salvación es un regalo, no tiene costo.

Segundo, «Yo les doy vida eterna», por definición, la vida eterna nunca para. Si pudiéramos de alguna manera perder nuestra salvación, entonces la vida que tenemos no sería eterna, ¿verdad? Sería una vida condicionada, una vida probatoria, o diez años, tres meses de vida. Pero entonces no sería eterna. Sin embargo, Jesús nos dio vida eterna, vida sin final.

Tercero, «Y no perecerán jamás». En caso de que todavía no lo hayamos entendido, Jesús establece la misma verdad de dos maneras: Nosotros tenemos vida eterna y nunca pereceremos. Nunca, significa nunca, en ningún tiempo, jamás. Si alguien que tiene vida eterna muere, entonces eso significaría que lo establecido por Jesús era falso y eso es imposible. Esto es enfático.

Cuarto, «Ni nadie las arrebatará de mis manos». Nadie, ni Satanás, ni un ángel, ni un demonio, ni tú, ni cualquier otro humano. Nadie. Y, por si acaso seguimos luchando contra el maravilloso regalo de la vida eterna, mira la siguiente declaración en el verso 29: «Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre».

¿Podría Jesús ser más enfático? Nunca podrás perder tu salvación. Tú no puedes deshacer tu salvación. Eso no puede suceder. Estamos seguros, eternamente seguros, en el amor de Jesús. 

Algunos dicen, «¡Esa es una enseñanza peligrosa! Si esto es cierto, la gente no será motivada a obedecer a Dios. Tomarán ventaja de la gracia». Quizás. Para algunos, la gracia puede ser peligrosa. Pero para la mayoría de las personas, es lo contrario. Si Dios me ama tanto así, entonces yo quiero agradarlo y vivir para él con todo mi corazón.

El miedo no me motiva a obedecer. El amor sí.