Libérate de la envidia, un Plan de lectura de seis días por Anna LightMuestra

Día 6: No es justo

Quizás el más grande obstáculo en nuestra búsqueda por libertad es el sentimiento que no estamos en control de nuestro futuro. Nos gusta pensar que lo estamos y el mundo nos dice que podemos estarlo, pero en realidad, hay cosas que simplemente no podemos hacer que pasen, ni prevenirlas. Ese sentimiento de injusticia corre profundo en nuestros corazones. Sentimos la picadura de la envidia e internamente gritamos: "Simplemente no es justo".

Y estamos en lo correcto. Una de las más grandes lecciones que he aprendido es que el reino de Dios está completamente desinteresado en la igualdad. Dios está totalmente en contra de hacer las cosas justas.

Noté esto por primera vez cuando leí la parábola de los trabajadores en la viña en Mateo 20. El propietario contrató trabajadores y acuerdó pagarles un denario por día. Varias veces al día el propietario salió en busca de más trabajadores, cada uno acordando un denario por su trabajo. Cuando el día terminó y los trabajadores vinieron a recoger su pago, aquellos que fueron contratados primero esperaban que se les pagara más que aquellos que solo trabajaron tres horas.

Cuando leí la historia, yo también pensé que no fue tan justo. Lo que me quedó de ella fue la respuesta que el propietario dio a aquellos que se quejaban sobre la injusticia. "¿No me es lícito hacer lo que quiera con lo mío?¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?".

Dios no es justo. Él no da dones, talentos y bendiciones igualitariamente. No sé porqué es esto, pero una cosa que sí sé: Dios no es equitativo, pero Dios es generoso.

En Su absorbente amor, Se desprendió de Sí mismo, Se convirtió en humano, y habitó entre nosotros. Experimentó todas las tentaciones igual que nosotros, pero sin pecar. Entonces Él tomó el brutal castigo de tortura y muerteen nuestro lugar. Definitivamente no es justo. Si lo fuera, todos y nosotros estaríamos condenados al infierno.

Él no es justo y estoy muy agradecida de que no lo sea.

Sin embargo, sí le importa muchísimo la condición de nuestros corazones con respecto a la envidia. Quiere que seamos libres de las emociones negativas que nos alejan de Su abundancia.

Como C.S. Lewis escribió en su clásica novelaCartas del Diablo a su sobrino:"{God}quiere llevar al hombre a un estado mental en el que pueda diseñar la mejor catedral del mundo, y saber que es la mejor y alegrarse en el hecho, sin estar más o menos contento de haberlo hecho Él de lo que estaría si lo hubiera hecho otro. Al final, {God} quiere que sea tan libre de cualquier prejuicio en su propio favor, que pueda alegrarse de sus propios talentos tan francamente y con gratitud como de los talentos de su vecino, o de un amanecer, un elefante, o una cascada".

Como reflejos de la gloria de Dios, podemos alegrarnos cuando vemos esa gloria en la naturaleza, o en los talentos y bendiciones de otros. Si todo es para Él, y todo viene de Él, cuando nos encontremos con algo que haga a nuestra carne retroceder en amarga envidia, podemos entrenar nuestro espíritu para ser agradecido de la generosidad de Dios, incluso cuando esa generosidad esté destinada a alguien más.

Para vencer verdaderamente la envidia debemos cultivar un corazón de admiración y gratitud. Una de las mejores formas de hacer esto es bendecir aquello que envidias. Habla en voz alta sobre la gloria única que ves en alguien, que de otra manera podría hacerte sentir envidioso. Créeme, ellos probablemente necesitan escucharlo. Hablar vida corta la atadura de envidia que tienes en tu corazón, y la transforma en lo que realmente está supuesta a ser: gratitud por la generosidad de Dios. Practica alegrarte con aquellos que se alegran y orar por los éxitos de alguien más, incluso sobre los tuyos propios.

La gratitud te libera de la envidia. Cuando te das cuenta de lo injusto que realmente es Dios, podemos llevar nuestros manchados corazones a sus amorosos brazos, y con una sosegada exhalación susurrar: "Gracias, Jesús".

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