Un mejor plan para ti

“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.”

—Apocalipsis 2:10

Los Doce le dijeron al resto de los discípulos que buscaran a siete hombres para que se ocuparan del aspecto comercial de las cosas. Debían ser hombres con buena reputación y llenos del Espíritu Santo. Aquellos que fueron elegidos eran solo hombres comunes, pero estaban llenos del Espíritu Santo, y esta llenura siempre eleva a un hombre a un plano por encima de lo común. Él puede bautizar “en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11).

La multitud eligió a siete hombres para servir las mesas. Indudablemente, fueron fieles en sus tareas asignadas, pero vemos que Dios pronto tuvo un mejor plan para dos de ellos: Felipe y Esteban. Felipe estaba tan lleno del Espíritu Santo que podía tener un avivamiento donde Dios lo humillara (ver Hechos 8:5–8, 26–40). El hombre lo eligió para servir en las mesas, pero Dios lo eligió para ganar almas.

Oh, si tan solo pudiera moverte lo suficiente para que vieras que si eres fiel en el trabajo más humilde, Dios podría llenarte con Su Espíritu, convertirte en un recipiente elegido para Él y promoverte a un lugar de poderoso ministerio en la salvación de almas y en la sanidad de los enfermos. Nada es imposible para un hombre lleno del Espíritu Santo. Las posibilidades están más allá de toda comprensión humana. Cuando estés lleno del poder del Espíritu Santo, Dios obrará maravillosamente dondequiera que vayas.

Cuando estés lleno del Espíritu, conocerás la voz de Dios. Quiero darte una ilustración de esto. Cuando iba a Australia recientemente, nuestro bote se detuvo en Adén y Bombay. En Adén, la gente recorrió el barco vendiendo sus productos: hermosas alfombras y todo tipo de cosas orientales. Un hombre vendía algunas plumas de avestruz. Mientras miraba por el costado del barco observando el comercio, un caballero me dijo: “¿Te unirías a mí para comprar ese montón de plumas?”. ¿Qué quería con las plumas? No tenía uso para tales cosas y tampoco había lugar para ellas. Pero el caballero me preguntó nuevamente: “¿Te unirás a mí para comprar ese grupo?”. El Espíritu de Dios me dijo: “Hazlo”.

Las plumas nos fueron vendidas por tres libras, y el caballero dijo: “No tengo dinero conmigo, pero si le pagas al hombre por ellas, te enviaré con mi mayordomo el dinero en efectivo”. Pagué mis plumas y le dio al caballero su parte. Él viajaba en primera clase, y yo viajaba en segunda clase. Le dije: “No, por favor no le des ese dinero al mayordomo. Quiero que me lo traigas personalmente a mi camarote”. Le pregunté al Señor: “¿Qué pasa con estas plumas?”. Me mostró que tenía un propósito que las comprara.

Poco después, el caballero vino a mi camarote y dijo: “He traído el dinero”. Le dije: “No es tu dinero lo que quiero; es tu alma la que estoy buscando para Dios”. Allí, él abrió la historia completa de su vida y comenzó a buscar a Dios, y esa mañana lloró para alcanzar la salvación de Dios.

No tienes idea de lo que Dios puede hacer a través de ti cuando estás lleno de Su Espíritu. Cada día y cada hora puedes tener la guía divina de Dios. Ser lleno del Espíritu Santo es grandioso en todos los aspectos.

Pensamiento para hoy: No se necesita un hombre culto o educado para ocupar un puesto en la Iglesia de Dios. Lo que Dios requiere es una vida santa, consagrada y entregada, y Él puede convertirla en una llama de fuego.