[Serie 1 Juan] La vida real camina en la luzMuestra

Caminemos en la luz

Dios es luz y no hay ninguna oscuridad en él. Caminar separado de Dios resultaría en caminar en la oscuridad, caminar en pecado. Caminar en la oscuridad trae autoengaño y mentiras.

Nuestra sociedad, de muchas maneras, camina en autoengaño y mentiras. Pero antes de culpar a la sociedad, debemos comenzar primero con nuestros corazones. ¿Por qué está así la sociedad? Porque es un reflejo del corazón humano. Por supuesto, la sociedad influencia el corazón del hombre. No podemos dejar de ver eso, pero ese no es el caso, sin embargo, al mismo tiempo necesitamos preguntarnos, ¿cuál es el problema con el mundo? El problema con el mundo soy “yo”. Ese es el problema con el mundo. Eres tú. Somo aquellos que influenciamos la sociedad. No se trata de decir que somos lo peor de lo peor. Eso tampoco sería del todo cierto. Esperanzadoramente estamos tratando de influenciar para bien. Pero la sociedad y nuestros corazones se reflejan mutuamente de muchas maneras.

Esto nos lleva a pensar que es posible que vivamos en auto engaño y mentiras. ¿Pero cómo llegamos allí? Primero que todo, tenemos que entender esto: como seres humanos, tenemos problema en admitir que estamos equivocados. Si tú no crees eso, solamente cásate. Hay muchas situaciones en el matrimonio cuando uno o los dos cónyuges saben que están equivocados, pero entonces tratan de encontrar la manera de hacer parecer que ellos están bien y siempre ha sido así. Eso trae a realidad, algo como una pequeña batalla. Ese es el problema. Terminamos en autoengaño y mentiras, porque tenemos problemas en admitir que estamos equivocados. ¿Por qué? Porque el orgullo está en nosotros. Somos gente orgullosa. La raíz del pecado es el orgullo. El orgullo produce pecado.

La humildad no produce pecado. La humildad no produce pecaminosidad y maldad. El orgullo sí. Cuando decimos, «Voy a hacerlo a mi manera, según mí parecer, a la manera en que yo lo quiero y nadie me va a decir que estoy equivocado», demuestra que somos orgullosos. Así es como Satanás cayó del cielo, por causa de su orgullo, puesto que quería estar sobre Dios. Es imposible que simultáneamente elijamos pecar y ser humildes. Humillarnos delante de Dios, es la antítesis de elegir pecar.

Tenemos que desear caminar en su luz. La pregunta para nosotros es, ¿anhelamos caminar en su luz?