¿Quién Eres? Tu Identidad en CristoMuestra

ERES VALIOSO

Puede ser que no te sientas valioso. Puede ser incluso que otros te lo hayan expresado: que no importas, que no vales mucho. Pero tu Padre Celestial no piensa así de ti. Para Dios, eres ¡una obra maestra! Su valor se expresa porque eres:

Obra Maestra

¡Eres una obra maestra porque tu Creador es Dios mismo! La Noche Estrellada de Van Gogh vale mucho, en gran parte, por quien su autor es. Vales porque Dios mismo te creó a su imagen y semejanza (Gn. 1:27). Dios puso rasgos suyos en ti. No hay una copia de respaldo del original. Eres único. De hecho, cuando Dios te creó, se inspiró para poder hacerte. Fíjate lo que dice el salmista: “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable!” (Salmo 139:13-14). No eres producto de la casualidad ni tampoco un error de tus padres. Fuiste creado a propósito.

Nueva Creación

Cuando aceptaste a Jesús como tu único Salvador, una realidad espiritual maravillosa aconteció: naciste de nuevo y te convertiste en una nueva criatura. “Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Cor. 5:17). Lo que antes te definía, como tu estilo de vida desordenado, no te define más. Dios no hizo una versión remendada de tu viejo ser, sino que te hizo nuevo enteramente. 

Su Morada

Además, dice que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo. Antes de Cristo, Dios no habitaba permanentemente entre nosotros. La mejor representación de su habitación podría haber sido el santuario o templo físico. Pero ahora, Él ha te ha escogido a ti como su morada permanente. Eso significa que Él nunca te va a abandonar.

Hijo de Dios

Finalmente, un elemento clave que marca nuestro valor es que Dios nos adopta como sus hijos. Siempre he tenido un respeto profundo por las personas que adoptan. Es una muestra majestuosa de amor. El amor de Dios por ti es tan grande que, aunque no lo merecías, Él te adoptó como su hijo para siempre en Cristo.

Aplicación: Recuerda que tu valor como persona no lo define lo que alguien más diga o piense de ti. La opinión más importante de quién tú eres viene de Dios mismo.