Reflexiones ¡de Película! de DRAMAEjemplo

  UNA MENTE BRILLANTE

“Necesito ir más allá” dijo John, y llegó… aunque no de la manera esperada. 

John era un estudiante apasionado por las matemáticas con la clara misión de desarrollar una fórmula nunca antes descubierta que revolucione el conocimiento de su tiempo. Con una personalidad un tanto extraña, no gozaba de muchos amigos, ni le interesaba demasiado el sexo opuesto. Generalmente no dormía lo suficiente, y tampoco le daba suma importancia a su alimentación. Su necesidad era netamente matemática; y el descubrimiento de una fórmula perfecta, su objetivo. Después de mucho esfuerzo lo logró, pero el precio del éxito fue alto.

Mucho tiempo después que John descubriera la Dinámica Rectora forzando su mente al extremo de enloquecer, su amigo Richard le dijo a John: “de una buena vez, comienza a tomar la vida con calma, hay otras cosas aparte del trabajo”. Pero el genio, entre sollozos le respondió: “Sí, pero ¿cuáles son esas cosas?”, pues para Nash su trabajo lo era todo. 

Todo aquel que sea parte de nuestro sistema de vida competitivo y excluyente sentirá algún grado de identificación con John. El estudiante tiene que aprobar cada materia para poder seguir avanzando en su carrera mientras sacrifica horas, días, comidas, amigos, diversión, etc. Y el que trabaja, se esfuerza por cumplir horarios, ahorrar dinero, y a su vez seguir capacitándose para ser cada vez más competente y cuidar su puesto laboral.

Afortunadamente, en el ocaso de su vida, John aprendió la lección y llegó a una sana conclusión: “Siempre he creído en los números, en las ecuaciones y la lógica que llevan a la razón… He buscado a través de lo físico lo metafísico, lo delirante. Y he hecho el descubrimiento más importante de mi carrera, el más importante de mi vida: Tú eres mi razón de ser, eres todas mis razones (dirigiéndose a su esposa Alicia)”. 

En efecto, aún las mentes más brillantes necesitan de simples acciones para descubrir que lo trascendente de la vida va mucho más allá de la razón.