[Serie Máximo Gozo] Parados en las promesas de DiosMuestra
Los enemigos de Cristo y sus obras – los ataques contra la obra de Dios
Como vimos ayer, muchos cristianos luchan con el hecho de no estar seguros de su salvación. Como cristianos, es crucial para nosotros aprender la verdad que recibimos a través de la Biblia. Es, principalmente, por esta razón, que Juan ha repetido, muchas veces, principios para que aprendamos correctamente, de modo tal que no terminemos siendo engañados por el diablo y sus obras.
En esta última sección para aprender correctamente, el apóstol quiere que sepamos (que aprendamos) y comprendamos el evangelio, un evangelio que a los enemigos de Cristo les encantaría diluir o socavar. Tengamos en cuenta que Juan estaba escribiendo a la iglesia. Esos primeros cristianos, como nosotros hoy, tuvieron que enfrentar todo tipo de ataques del enemigo, quien usó diferentes hombres y mujeres para hablar en contra de la obra de Dios (5:6–9).
Una de las herejías que circulaba en la iglesia primitiva era la enseñanza de que Jesús era solo un hombre, que el Cristo divino vino sobre Él en Su bautismo y lo dejó en la cruz. En otras palabras, solo un hombre murió por nosotros. En respuesta al ataque del diablo contra la obra de Dios, Juan escribe:
“Este es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no solo mediante agua, sino mediante agua y sangre. El Espíritu es quien da testimonio de esto, porque el Espíritu es la verdad. Tres son los que dan testimonio, y los tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua y la sangre. Aceptamos el testimonio humano, pero el testimonio de Dios vale mucho más, precisamente porque es el testimonio de Dios, que él ha dado acerca de su Hijo” (1 Juan 5:6-9) NVI.
Analicemos juntos lo que dice Juan. El agua era una referencia al bautismo de Jesús; la sangre, una referencia de Jesús en la cruz. En su bautismo, el Padre dijo que estaba complacido y que el Espíritu vino sobre Él. El Espíritu Santo no era el Cristo divino que venía sobre Jesús, el hombre. El Espíritu era distinto de Cristo y vino sobre Dios-hombre, Jesucristo.
Para explicar este punto a fondo, imaginemos que estamos en un tribunal de justicia; el Espíritu Santo sería puesto en el estrado como testigo principal, el agua y la sangre entrarían como Anexo A y Anexo B. Los tres dieron credibilidad a la Persona y obra de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Si un caso entre los hombres se establece por la palabra de dos o tres testigos (Mateo 18:16), entonces dos o tres testigos divinos deberían ser aún más confiables: el Espíritu, el agua y la sangre.
El diablo siempre tratará de socavar la obra de Dios, especialmente cuando se trata de nuestra redención del pecado. El enemigo de nuestras almas hará todo lo que esté en su poder para hacernos dudar de la obra de Dios en la cruz.
Nuestra tarea como hijos de Dios es resistir al diablo y mantenernos firmes en las promesas de Dios. Nuestro enemigo intentará robar nuestra esperanza y alegría; es nuestro derecho, como hijos de Dios, resistirlo y vivir nuestras vidas regocijándonos en la Obra de Dios. ¡No permitamos que el diablo nos impida experimentar gozo al máximo!
Escrituras
Acerca de este Plan
Qué tragedia pasar por la vida cristiana creyendo que Cristo es el Salvador, pero sin tener la seguridad de que si mueres esta noche despertarás en Su presencia. Únete al apóstol Juan a través del capítulo 5 de su epístola: 1 Juan. Juntos aprenderemos a defender las promesas de Dios y a comprender cómo luchar cuando el enemigo intente sembrar dudas en nuestras mentes.
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Nos gustaría agradecer a Grace School of Theology por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite:http://www.gsot.edu/center/