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El Discernidor: creando una cultura de sabiduría y feMuestra

El Discernidor: creando una cultura de sabiduría y fe

DÍA 3 DE 7

Los valores fundamentales divinos

Los valores fundamentales crean un estilo de vida

El Señor me habló de mis valores fundamentales hace más de cuarenta años cuando era un pastor joven, y lo que aprendí me quedó grabado. En ese momento, no pensaba cuarenta o cincuenta o cien años hacia el futuro; estaba pensando en la próxima semana y en mi próximo sermón del domingo. Sin embargo, de la nada, se me ocurrió esta frase, y supe que era de Dios: su cosmovisión del tiempo del fin determinará su estilo de vida.

El Señor no me estaba delineando cuál debería ser mi cosmovisión del tiempo del fin. Simplemente estaba señalando que mis decisiones cotidianas, tomadas juntas, crearían mi estilo de vida. Inevitablemente, estas decisiones se basarían en mi fe. ¿Cómo se verían afectados mis valores fundamentales por lo que pensaba sobre el regreso de Cristo? ¿Cómo interpretaría las Escrituras? ¿Me vería a mí mismo ayudando a traer el reino de Dios a la tierra? ¿Cuál podría ser mi contribución a este propósito? ¿Qué tipo de educación adquiriría en relación con ella?

Con el tiempo, mi cosmovisión y mi enfoque de todo en la vida se han alineado con estos cuatro valores bíblicos fundamentales:

1. Dios es bueno, todo el tiempo.

2. Nada es imposible con Dios.

3. Todo lo que debía lograrse se completó en el Calvario.

4. Como embajadores de Cristo, llevamos Su autoridad delegada y regia.

Han pasado cuatro décadas desde que el Señor me habló por primera vez acerca de los valores fundamentales, y como resultó, he dado mi vida por levantar a personas que está tan llenas del Espíritu Santo que Su luz que brilla a través de ellos puede reemplazar la oscuridad. Me he esforzado por comprender el reino de Dios y, al igual que los hijos de Isacar, por discernir los tiempos y las temporadas para enseñar a las personas cómo vivir sabiamente (ver 1 Crónicas 12:32). Puede que no haya tenido éxito en todos los aspectos, pero mi objetivo es terminar lo mejor que pueda. Quiero vivir y compartir una auténtica cultura de sabiduría y fe hasta el día en que Dios me llame a casa.

Los valores fundamentales dan forma a las actitudes y expectativas

A nuestro enemigo le gustaría desviarnos de los propósitos de Dios insertando creencias impías en nuestras mentes, pero el Espíritu nos ayuda a descubrir esas fortalezas negativas, y con Su ayuda podemos reemplazarlas con actitudes y aplicaciones positivas. “Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:5). Por ejemplo, cuando descubro que estoy asediado por el temor de que Dios me haya pasado por alto, dando cosas buenas a otras personas, pero no a mí, invoco la verdad de que Dios es bueno todo el tiempo. Permito que mis valores bíblicos básicos den forma a mis actitudes y expectativas. De lo contrario, veré mis recuerdos de experiencias pasadas, mis tribulaciones actuales y mi futuro incierto a través de un lente oscuro, y mi fe tambaleará.

Me aferro a esta verdad: no luchamos hacia la victoria, luchamos desde la victoria. Jesús ya ganó la batalla. Él ha vencido al mundo. Por lo tanto, cuando el mal se apodera de mí y me siento tentado a la desesperación, puedo discernir los desesperados esfuerzos del diablo por persuadirme de que la victoria de Jesús no es verdadera.

También aprendo a aceptar las circunstancias humillantes en las que me encuentro. He adoptado una nueva actitud sobre la humildad. El mundo me dice que debo ser poderoso, capaz, fuerte, respetado, mientras mantengo un frente de falsa modestia para que nadie me critique. Pero Jesús me dice que la verdadera humildad allana el camino hacia Su tipo de éxito. He descubierto, por experiencia, que la falsa humildad negará mi verdadero destino, mientras que la verdadera humildad me llevará a él. Nuestra vanagloria debe estar en lo que Cristo ya ha logrado, no en nuestra capacidad humana para traer a reinar su gobierno terrenal.

La única forma en que usted y yo podemos hacer algo bueno en esta tierra, y ayudar a traer el reino de Dios, es dejar que Su luz brille a través de nuestro ser humilde y quebrantado. Cuando leemos una profecía mesiánica, como esta de Isaías, podemos discernir el desarrollo maduro del plan de Dios:

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo, y a confortar a los dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria. (Isaías 61:1–3)

Jesús el Mesías es la luz del mundo. Se supone que no debemos simplemente mirarlo y reflejar Su gloria; más bien, se supone que Su gloria estallará de nosotros. No negamos la oscuridad, pero sí negamos su finalidad. Como Isaías 60:1 nos alienta, nos levantamos y dejamos que Su luz brille a través de nosotros. “A estos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria” (Colosenses 1:27).

Esforcémonos por crear una cultura sana del reino donde todos los creyentes puedan brillar juntos y así abrumar el reino de las tinieblas, incluidos todos los espíritus religiosos y políticos, todos los espíritus de orgullo, el espíritu de anticristo y cualquier otra cosa que el enemigo decida lanzar en nuestras caras.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

El Discernidor: creando una cultura de sabiduría y fe

¿Cómo podemos distinguir claramente la voz de Dios? Creando una cultura de sabiduría y fe para desarrollar el discernimiento espiritual y recibir la revelación de Dios. Los elementos fundamentales incluyen: fe auténtica, valores fundamentales divinos, caminar en la autoridad de Cristo, caminar en comunidad y proclamaciones poderosas. La revelación de Dios nos transforma para que podamos encarnar a Cristo en el mundo. La santa progresión es relación, revelación y encarnación.

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Nos gustaría agradecer a Whitaker House por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.espanolwh.com/book-authors/james-w-goll/