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El Discernidor: creando una cultura de sabiduría y feMuestra

El Discernidor: creando una cultura de sabiduría y fe

DÍA 4 DE 7

Caminar en la autoridad de Cristo

Caminar en la autoridad de Cristo es otro ingrediente importante de un lugar espiritual seguro. Cuando Dios creó a Adán y Eva, les dijo que dominaran y sometieran todas las cosas en la tierra (ver Génesis 1:26, 28). En otras palabras, les dio la autoridad para actuar como sus mayordomos. Esto no era lo mismo que tener propiedad sobre todas las cosas en la tierra. Dios aún era dueño de todo, y todavía lo es. “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Salmo 24:1, RVR 1960).

Sin embargo, como sabemos, Adán y Eva decidieron desobedecer el mandato claro de Dios, y su desobediencia causó una seria separación entre ellos y Dios (ver Génesis 2:17; 3:6–11, 22–23). Peor que eso, su decisión constituyó obediencia voluntaria a Satanás. Ahora eran sus esclavos, y también lo eran sus descendientes. “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16, RVR 1960). Por lo tanto, la autoridad que Dios les había dado fue entregada al enemigo.

No la propiedad, recuerda, solo la autoridad. Por eso, Satanás usó esta terminología cuando tentó a Jesús en el desierto: “—Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera” (Lucas 4:6). Satanás es el “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2, RVR 1960), y se le dio el derecho temporal de actuar en la atmósfera de la tierra.

Cristo devolvió la autoridad a la humanidad

Sin embargo, la autoridad fue transferida de regreso a Jesús cuando pagó el precio del rescate por la humanidad pecadora, la vida de un hombre sin pecado para todos los pecadores. Con Su propia vida, volvió a comprar la autoridad. Por eso, Jesús dijo a Sus discípulos, justo antes de Su ascensión al cielo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Jesús triunfó sobre Satanás, desarmó los poderes del mal y recuperó la autoridad que había sido entregada a la oscuridad por el pecado de Adán. ¡Jesús es el Señor de todos! (ver Colosenses 1:15–20).

¿Qué hizo Jesús con la autoridad que recuperó? Casi de inmediato, se la devolvió a la humanidad nuevamente, a sus seguidores, a aquellos en quienes moraría Su Espíritu (ver, por ejemplo, Juan 20:20–22; Hechos 1:8; Lucas 24:47). Esta es la realidad espiritual en la que vivimos, y nuestro discernimiento y nuestras decisiones deben alinearse cada vez más con ella. Pablo hizo esta oración por los creyentes de Éfeso, y podemos orarla para nosotros mismos para que podamos comprender mejor esta realidad espiritual:

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. (Efesios 1:18–23, RVR 1960)

Dondequiera que vayamos, el espíritu de Jesús también va

Armados con la autoridad que proviene del nombre de Jesús, ahora debemos salir al mundo para hacer discípulos (ver la Gran Comisión de Jesús en Mateo 28:19–20). Dondequiera que vamos, el Espíritu de Jesús también va. ¡Y mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo! (ver 1 Juan 4:4).

Recuerde, cuando caminamos en la autoridad de la Palabra de Dios, caminamos con seguridad. Necesitamos alcanzar una sólida comprensión de los principios de las Escrituras para poder discernir y decidir sabiamente, así como ayudar a crear y mantener la cultura de la sabiduría y la fe que es tan importante.

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Acerca de este Plan

El Discernidor: creando una cultura de sabiduría y fe

¿Cómo podemos distinguir claramente la voz de Dios? Creando una cultura de sabiduría y fe para desarrollar el discernimiento espiritual y recibir la revelación de Dios. Los elementos fundamentales incluyen: fe auténtica, valores fundamentales divinos, caminar en la autoridad de Cristo, caminar en comunidad y proclamaciones poderosas. La revelación de Dios nos transforma para que podamos encarnar a Cristo en el mundo. La santa progresión es relación, revelación y encarnación.

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Nos gustaría agradecer a Whitaker House por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.espanolwh.com/book-authors/james-w-goll/