Cómo cultivar un corazón sanoMuestra

Un corazón sano practica el perdón

Perdonar evita que se acumule la basura emocional en el corazón, esto es: resentimiento, odio y amargura, entre otros sentimientos dañinos. El perdón es el remedio para el enojo y el dolor que surge cuando hemos sido ofendidos. 

Perdonar requiere renunciar a los sentimientos de amargura y enojo. Además, a las actitudes de gritería, maledicencia y toda malicia.

El verdadero perdón no es fácil ni barato, pero es indispensable cuando hemos sido ofendidos o agraviados. Cuesta porque nos confronta con nuestra rabia y nuestro dolor. 

El precio que se paga por vivir enojado y resentido es alto. Mantener el enojo por largo tiempo, da lugar al resentimiento, lo que ata a la persona al ofensor y también a la  ofensa recibida. El resentimiento es como una raíz que se arraiga en el alma, y se alimenta de los propios pensamientos y argumentos del resentido. El resentimiento termina por acumularse como basura emocional o sentimientos tóxicos.

El perdón es la cura contra el resentimiento. Pero para llegar al perdón, la persona necesita arreglar sus cuentas con su enojo añejado, necesita admitir su resentimiento. La Biblia nos insta:”Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Y se necesita también adoptar una actitud de benignidad: “…Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos”.

La retención del perdón se asocia a estados emocionales tóxicos, como son el sufrimiento y resentimiento u odio (dolor y enojo crónificado). Esto afecta la sanidad psicológica de la persona, al negarse a perdonar y  mantener la situación dolorosa, lo que hace que el dolor por la herida se prolongue en el tiempo.  Y la persona desarrolla un perfil psicológico caracterizado por diversos estados emocionales tóxicos, como: mal humor, irritabilidad, descontento por la vida, conductas agresivas, victimización, entre otras.