Apropiándonos de la fortaleza de DiosMuestra
Dios imparte fuerza al impartirse a sí mismo en nuestra vida
El no imparte salud, sino que Él es la salud. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores… y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:4-5). Él no imparte paz, sino que Él es la paz. La paz os dejo, mi paz os doy…” (Juan 14:27). Él no imparte gozo, sino que Él es nuestro gozo. “El gozo del Señor vuestra fortaleza es” (Nehemías 1:9). Él no imparte fuerza, sino que Él en nosotros es la fuerza. El rey David entendía y vivía a la luz de esta verdad. “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío… y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio” (Salmo 18:1-2). “Jehová es mi fortaleza y mi escudo…” (Salmo 28:7).”Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas…” (Salmo 84:5ª).
Dios no imparte virtud aparte de sí mismo. La sanidad nunca está separada del Sanador, ni la provisión del Proveedor, ni la paz del Pacificador, ni la fe del Autor y Consumador de la fe, ni la fuerza del Fortalecedor. No recibimos una capacidad, poder o cualidad para ser fuertes. Somos fuertes en Él. Dios operando en nosotros absorbe nuestra debilidad. Él no nos hace fuertes, sino que nos da su fuerza. Es su presencia en nosotros lo que posibilita la paz, el gozo, la sabiduría, la sanidad y la fortaleza. Pero eso Él dijo: “Separados de mi nada podéis hacer” (Juan 15:5). Sólo la vida de Cristo operando en nosotros puede sostenernos.
La fortaleza no es algo que Él nos da, sino algo que Él llega a ser en nosotros. No es una capacidad que recibimos, sino la creciente manifestación de su vida en nosotros. Me gusta como el mismo Señor lo expresó: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad…” (Juan 17:23).
Él no nos fortalece, o sana, o habita con paz y gozo para que vivamos con nuestra energía y poder natural y personal; Él ha de ser la energía y fuerza en nosotros para que podamos vivir por Él, y para Él, y hallar el poder para funcionar según su voluntad.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cómo tomar de Dios la fuerza que necesitamos para sobreponernos a los reveses en la vida? Abraham es un modelo de cómo apropiarse de la fortaleza de Dios para prevalecer ante las adversidades. El padre de la fe un ejemplo de cómo aprender a tomar de Dios los recursos y la fuerza para vencer las dificultades, a pesar de las dudas y luchas que experimentó en su vida de fe.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/