Recupera la identidad de hijo de DiosMuestra

Los valores producidos por la dignidad, respeto e integridad 

Dignidad, respeto e integridad son los valores fundamentales que forman a un ser humano y es lo que puede desarrollarnos a la dimensión que Dios quiere que funcionemos. Estos tres elementos conforman nuestra identidad y cuando son fortalecidos permiten a nuestra vida recuperar y recobrar la identidad de hijos de Dios. 

Los valores producidos por la dignidad son en primer lugar «ser», nada externo nos hace, ya estamos hechos a la imagen de Dios, entonces no buscamos obtener lo que somos. Otro valor es la «capacidad de amar». Dios es amor y somos la imagen de Dios. Cuando en mi vida se fortalece el valor de la dignidad tengo capacidad de amar al prójimo como a mí mismo. 

Encontramos también la «capacidad de reconocer a otros». Reconozco las habilidades y fortalezas de los demás. Valoro a los otros sin competir. No tengo problema en que alguien sea mejor que yo en algún área. También se fortalece el sentido de pertenencia, puedo aliarme, ser parte de otros, trabajar en equipo y me integro. No dependes de nadie, creas relaciones sanas y sólidas. Tu única dependencia es Dios. Las relaciones codependientes suceden cuando alguien no ha sido fortalecido ni entiende qué es la imagen de Dios. 

Los valores producidos por el respeto son «consideración a su vida y a la de los demás». Me respeto, pero también respeto las opiniones y forma de ser de los demás, puesto que son hechos a imagen de Dios. Otro valor es la «obediencia», soy hecho a imagen de Dios y por eso obedezco a mis autoridades terrenales. Así otro valor es «seguir las normas», como hijo de Dios sigo y cumplo las normas dando ejemplo de la imagen de Dios en mi vida.

Entre los valores producidos por la integridad encontramos «honestidad», soy honesto y no práctico en mi vida cosas inapropiadas porque fui hecho a la imagen de Dios. El otro valor es la «veracidad». También está el valor de la «responsabilidad», soy responsable con todas mis obligaciones. Y el último valor es el «orden». Dios es ordenado y fui hecho a su imagen por tal motivo poseo eso en mí. 

Cuando hacemos en nuestra vida una evaluación, porque caminamos en la integridad, tenemos que estar viendo estos valores en los diferentes aspectos de nuestras relaciones. La transformación, los problemas de las personas y el proceso del alma tienen que ver con los tres valores principales.