Anclado a Tus promesas en medio de la cuarentenaMuestra

Alaba Su Palabra

El año 2020 ha sido uno de los más difíciles debido a la pandemia del Covid-19; un virus que hizo que el mundo entero se paralizara. La manera en que vivimos cambió; la economía cambió, todo ha cambiado. En lo personal, y al igual que miles de personas, mi trabajo fue afectado. 

Recuerdo que el día que comenzó la cuarentena también recibí la noticia de que toda mi agenda de viajes había sido cancelada. Me preocupé porque soy humano. Era inevitable pensar en el futuro y en como lograría cubrir todos los compromisos mensuales de mi casa. 

Pero esos pensamientos preocupantes fueron interceptados por una oración que hizo mi esposa Shari esa mañana. Ella se dio cuenta de que yo estaba preocupado. No tenía que expresarlo con palabras, mi cara lo decía todo. Shari tomó mi mano y comenzó a orar: “Señor, abraza a Daniel con tu amor y tu paz; recuérdale que prometiste nunca dejarlo sólo. Muéstrale tus poderosas características que se activan para un momento como este. En el nombre de Jesús. Amén”.

Seguido de la oración, me dijo con mucho amor y ternura: “Quiero que sepas que como esposa quito todo peso de ti de que pienses que tú eres proveedor mío y de nuestros hijos. Recibe paz. Dios es nuestro proveedor y Él suplirá todo lo que necesitamos porque así lo prometió”.

Esa oración y palabras marcaron en mí un antes y un después. Me hicieron fijar mi mirada cien por ciento en Jesús. Decidí, en ese momento, depender y refugiarme completamente en Su Palabra y en Sus Promesas. Puedo decir que, a través de la cuarentena, he visto la fortaleza, paz y fidelidad de Dios para conmigo y mi familia.

En nuestra habitación hay una pared que está al lado de nuestra cama y un ventanal que da a la vista de unos hermosos árboles. La he llenado con pequeñas tarjetas blancas y en cada una de ella escribí una promesa de la Palabra de Dios. Cada día una de esas promesas me sostiene y me da aliento. Por cada preocupación que quiera pasar por mi mente hay una promesa de la Palabra de Dios que la ahoga.

En estos días, te invito a que junto a mí, tomes de esas promesas que Dios nos da en Su palabra. Acércate confiadamente a Su trono para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayudará a alabar el nombre de Dios en medio de la cuarentena.