Un estilo de vida de perdónMuestra
Irritaciones diarias
Cada día hay muchas oportunidades para estar irritado, enojarse, desquitarse o guardar rencor. Es tan difícil ofenderse, ¿no? Y muy a menudo son las pequeñas cosas las que nos afectan. La Biblia dice que son las pequeñas zorras las que saquean la vid (Cantar de los Cantares 2:15).
Vivimos en una sociedad que es rápida para culpar, rápida para enojarse, o sentirse molesto, y rápida para desahogarse de las cosas que nos molestan. Pero eso es lo opuesto a la forma en que Dios quiere que vivamos.
Aquí hay un ejemplo. Un día tomé el carro de mi esposo para llevarlo a reparación, y cuando iba a pagar había un empleado del concesionario delante de mí en el mostrador de pagos, hablando con la cajera.
Cuando llegó mi turno, casi me reí en voz alta ante la expresión del rostro de la cajera. Ella estaba toda arrugada y sus cejas estaban fruncidas en una mirada enojada.
“Hola,” dije mientras le daba mi papeleo. En respuesta se pasó la mano por la cara emitiendo pequeños ruidos de “resoplido” como si estuviera tratando de deshacerse de un molesto bicho.
Entonces pregunté, “¿Se siente bien?”
Ella miró a su compañera de trabajo y dijo, “¡Su perfume es tan fuerte! Realmente me llega.” Todo en su tono y comportamiento decía, “¿Cómo se atreve a usar ese perfume?” Ella estaba realmente ofendida.
Me las arreglé para no reírme a carcajadas, pero pensé, “Es tan fácil ofenderse, ¿no? ¡Incluso en cosas pequeñas!” Lamenté que le afectara tanto, pero me pregunté si dejaría que este evento le coloreara todo el día.
A veces eso pasa, ¿no? Intencional o involuntariamente alguien nos afecta, aunque sea en una manera menor, y dejamos que eso se nos meta en la piel y nos moleste todo el día.
Pero, ¿qué pasaría si nos volviéramos tan buenos perdonando rápida y fácilmente que, en lugar de notificar a todos que estamos enojados, ni siquiera nos demos cuenta de esas cosas?
Escrituras
Acerca de este Plan
A todos nos han sucedido cosas importantes y muy dolorosas, y el perdón es la clave para liberarnos de las heridas del pasado. Pero, ¿qué pasaría si quisiéramos vivir un estilo de vida de perdón – donde nada nos moleste, donde incluso las pequeñas heridas simplemente nos caen como el agua en la espalda de un pato? ¡Esa es la vida de libertad que Dios quiere que para nosotros!
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