El Espiritu Santo - Entre el Padre y el HijoMuestra
Entre el Padre y el Hijo
Querido lector (a), las escrituras aseguran que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, fue bautizado en el Espíritu, fue conducido por el Espíritu, recibió todo poder por el Espíritu para expulsar demonios, sanar enfermos y realizar milagros, e incluso escuchó al Padre Celestial en el Espíritu y se ofreció así mismo en la Cruz y resucitó de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo.
Lo sorprendente es descubrir que por la designación de espíritu que lleva el Espíritu Santo, algunas personas equivocadamente creen que Él es solo una influencia que emana de Dios, algo así como un poder sobrenatural, una fuerza, una energía, e incluso tristemente hay gente que lo ve como un atributo, o se refieren a Él como una paráfrasis o fuerza mística de Dios. Pero no, al igual que el Padre y el Hijo, Él es Dios y por tanto merece toda nuestra adoración, obediencia, sumisión y devoción.
Sin su presencia obrando desde nuestro interior dando vida al hombre nuevo o renacido en Dios, sería imposible desarrollar una comunión con Dios Padre e Hijo; pues su mayor deleite consiste en revelarnos toda la grandeza, profundidad y beneficio de la obra redentora de Jesucristo a favor nuestro, por gracia.
Por tanto querido amigo (a), ten presente que nuestra unidad con Él no es una meta mística, como algo que debemos “luchar” por conseguir el resto de nuestra vida; más bien por, y gracias a Jesucristo vivimos nuestra vida de fe “desde” un lugar de comunión con Él al interior de nuestro corazón, como un resultado del nuevo nacimiento; Jesús sabiamente lo expresó de la siguiente manera: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Jn. 7:38).
Oremos juntos: Tu que lo aclaras todo Espíritu Santo, Tu que conoces todo de mí, por favor ilumina mi corazón, mis pensamientos, abre mi entendimiento, permíteme conocerte como Dios, Señor dador de vida y deleitarme en la realidad de tu presencia y compañía, fluyendo como un rio desde mi interior, donde pueda honrarte, bendecirte y amarte con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas en el nombre de Jesús. ¡Amén!
Acerca de este Plan
Solo después de haber caminado con Jesús por un par de años, y próximo al cumplimiento de todas las profecías sobre su muerte y resurrección; Jesús les aseguró a sus discípulos que si verdaderamente le amaban y obedecían sus mandamientos, Él le pediría al Padre que les enviara otro Consolador. Descubre cómo fue el cumplimiento de la promesa del Espiritu Santo .
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net |