El Espiritu Santo - Entre el Padre y el HijoMuestra

Sin objeciones.
Querido Lector (a) las buenas noticias, no son nuevas, y no son buenas cuando decidimos excluir a alguien.

Pedro y otras seis personas habían sido testigos de cómo se derramaba el Espíritu Santo sobre los gentiles en la casa de Cornelio (Gentil, término usado por los judíos de la época de Jesús para referirse a las naciones o individuos no judíos; también suele usarse en el ámbito cristiano para referirse a personas que tienen creencias religiosas diferentes). Pero cuando regresaron a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?

Entonces, haciendo un resumen de lo que había sucedido, Pedro explicó paso a paso que el Señor le había mostrado una visión y que fue Dios quien tomo la iniciativa de que Pedro se encontrara con Cornelio. Enseñándonos la postura del Señor respecto a ellos. Y es que así es el Señor querido amigo (a) Él no desecha a nadie, su amor y su gracia son para todos por igual, como Hacedor Él no ignora el valor de la vida humana.

Pedro señaló que cuando comenzó a hablar en la casa de Cornelio, el Espíritu Santo descendió sobre los gentiles que estaban allí. Para Pedro, esta experiencia había sido como un “Segundo pentecostés” y de paso recordó que la vida humana en Jesucristo estaba diseñada para creer y recibir el Espíritu Santo (ver Hechos 2).

Hasta este punto, Pedro contó la historia cuadro por cuadro. Pero ahora amplió el enfoque y dijo que recordaba que Jesús había prometido que bautizarían con el Espíritu Santo. Y eso se había hecho realidad en la casa de Cornelio, ¡Un gentil, un pagano, un desechable, un mundano para algunos religiosos! Pero para Cristo y Pedro, el objetivo, el blanco de las buenas nuevas.

Cuando Pedro terminó de describir este evento, se volvió hacia todos los allí reunidos y dijo: "¿Quién era yo para pensar que podría interponerme en el camino de Dios?" Y la gente, incluidos los críticos, adoraron a Dios y decían. ¡No hay más objeciones!

Recuerda querido amigo, “Fe no es algo que hacemos para lograr que Dios haga algo por nosotros; fe es lo que nos pasa cuando nos damos cuenta de lo que Dios ya ha hecho por nosotros en Cristo Jesús, entre esto la realidad de poder contar con la bendición del Espíritu Santo en nuestras vidas.”

Oremos juntos: Amado Dios y Padre Celestial, gracias por tu buena nueva de incluir en tu bondad y gracia a todo el mundo. Gracias Espíritu Santo por ayudarnos a entender y disfrutar tu salvación. Ayúdanos para ser instrumentos en tus manos y no excluir jamás a quien por gracia tú ya amaste desde antes de la creación del universo, te pedimos esto en el nombre de Jesús ¡Amén!

¡Gracias Dios, Espíritu Santo!