Perdona Lo Que No Puedes Olvidar: Un Desafío De 5 Días Por Lysa TerkeurstMuestra
DÍA CINCO
Una nueva forma de andar y una nueva manera de ver
VERSÍCULOS: Juan 5:1-15; Juan 9:1-11
Me doy cuenta de que después de estos días que pasaron puedes estar pensando: «Lysa, todo esto suena bien. Pero mi corazón sigue dolorido y la persona que me hirió ni siquiera me ha dicho que lo siente».
Lo entiendo. La sanidad puede sentirse imposible cuando no ha habido resolución con las personas que nos han hecho daño. Queremos que admitan que se equivocaron, para arreglar las cosas; o que al menos se disculpen.
Pero estoy aprendiendo que nuestra capacidad de curar no puede depender de las elecciones de nadie más que de las nuestras.
La primera vez que me di cuenta de esta verdad fue durante un viaje a la Tierra Santa cuando mi guía enseñó sobre los dos únicos milagros de sanidad que Jesús realizó en Jerusalén, mencionados en el libro de Juan.
La primera sanidad fue en el estanque de Bethesda.
En Juan 5, leemos acerca de un hombre inválido que pensaba que necesitaba la cooperación de otras personas para ayudarle a llegar al agua cuando los ángeles la agitaban, según la superstición que muchos creen. Así que cuando Jesús vino y le preguntó si quería ser sanado, la respuesta del hombre fue sorprendente. Le dio a Jesús un pretexto basado en el hecho de que nadie le ayudaría a entrar en el agua.
¿No es asombroso que el hombre estuviera tan concentrado en lo que otros necesitaban hacer que casi se perdió lo que Jesús podía hacer?
Sin decir una palabra sobre los demás, Jesús le ordenó que se levantara, recogiera su camilla y anduviera. Entonces la Biblia dice: «Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar.» (Juan 5:9a NVI). La sanidad no involucró a nadie más que al hombre paralizado y a Jesús.
El otro milagro de sanidad se encuentra en Juan 9 con un ciego. En esta historia, encontramos a los discípulos queriendo saber de quién fueron las acciones que causaron la ceguera de este hombre. Pero Jesús deshizo sus suposiciones. No culpó ni avergonzó a nadie. Dijo que la ceguera de este hombre «sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.» (Juan 9:3b NVI). Jesús entonces escupió en el suelo, mezcló un poco de barro, lo frotó en los ojos del ciego, instruyéndole para que fuera a lavarse en el estanque de Siloé. Noten que Jesús no hizo depender la sanidad del hecho que otras personas hicieran o poseyeran algo.
Jesús dio la instrucción. El ciego obedeció. Jesús lo sanó. El ciego avanzó. Mi guía en Jerusalén ese día dijo: «Uno de estos milagros nos muestra una nueva forma de andar y el otro una nueva manera de ver».
No pude tomar mi diario para registrar esta revelación lo suficientemente rápido. Escribí: «Para que yo pueda avanzar, ver más allá de la oscuridad actual, el asunto es entre el Señor y yo. No necesito esperar a que otros hagan algo. Solo debo obedecer lo que Dios me está pidiendo en este momento. Dios me ha dado una nueva forma de andar. Y Dios me ha dado una nueva forma de ver: el perdón. Y es hermoso.».
Nuestra capacidad de sanar no puede depender de que otros quieran nuestro perdón, sino solo de nuestra voluntad de darlo.
Nuestra capacidad de sanar tampoco puede depender de que reciban las consecuencias adecuadas por su desobediencia, sino solo de nuestra obediencia a confiar en la justicia de Dios, la veamos o no. Mi sanidad es mi elección. ¿Y tu sanidad? Es con la mayor compasión que digo que tu sanidad también depende de tu elección.
Podemos sanar. Podemos perdonar. Podemos confiar en Dios. Y ninguna de esas bellas realidades puede ser rehén de otra persona.
RESPUESTA: ¿Alguna vez te has encontrado atascado en un lugar donde crees que tu habilidad para sanar depende de otras personas y sus elecciones? Pasa un tiempo en oración hoy entregando cada herida e incluso liberando a los que te han herido a Jesús. Pídele que te ayude a creer que realmente es capaz de sanarte... de hacer que tu alma esté bien.
Mereces dejar de sufrir por lo que otras personas te han hecho. Camina a través de un proceso paso a paso para liberarte del dolor de tu pasado y sentirte menos ofendida hoy con la ayuda del nuevo libro de Lysa TerKeurst, Perdona lo que no puedes olvidar. Descubre más en Perdona Lo Que No Puedes Olvidar
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Alguna vez te has sentido atrapado en un ciclo de dolor sin resolver, recordando las ofensas una y otra vez? Sabes que no puedes seguir así, pero cuando tu corazón se ha destrozado, el perdón parece una petición imposible. Lysa TerKeurst comprende profundamente y te invita a este plan de 5 días de su nuevo libro Perdona lo que no puedes olvidar y a descubrir el don sanador de Dios.
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Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.editorialhccp.com/gruponelson/perdona-lo-que-no-puedes-olvidar/