[Grandes Versos] Lecciones importantes para una iglesia peculiar Muestra

¿Estás intoxicado con Jesucristo?

Porque decidí no saber nada entre vosotros, excepto Jesucristo y él crucificado.

Cuando Pablo se enamoró de Jesús, tuvo una fuerte caída. Se enamoró y nunca se recuperó de esa caída. De un solo golpe, pasó de odiar a Jesús a amarlo. Pasó de ser un oponente acérrimo a un devoto seguidor.

Durante el resto del tiempo de Pablo en la tierra, su vida era bastante simple: Jesús lo era todo. Expresó su sentir en Filipenses 1:21: «Porque para mí vivir es Cristo». Cristo lo era todo para Pablo.

Por lo tanto, no es de extrañar que, al principio de la carta de Pablo a los Corintios, él exprese enfáticamente que ha tomado la decisión, firme e irrevocable, de no saber nada excepto de Jesucristo y a él crucificado. Es decir, Pablo ha decidido vivir por Jesús, entregarse a Jesús, glorificar a Jesús, obedecer a Jesús y amar a Jesús.

Más específicamente, Pablo se centró en Cristo crucificado. Es decir, se centró en el hecho de que Cristo había muerto en una cruz, porque en esa cruz Cristo pagó por nuestro pecado, ganó nuestra salvación, demostró el amor del Padre, conquistó a Satanás y a todos los enemigos en el infierno, asestó un golpe letal y destrozó la barrera que nos separaba de nuestro Dios.

Sí, Cristo crucificado. Digno es el Cordero que fue inmolado. Pablo nunca sintió que necesitaba avanzar más allá del simple mensaje de Cristo y a él crucificado. Pablo no necesitaba sabiduría esotérica, enseñanza más profunda o conocimiento especial disponible solo para una élite espiritual. ¡No! No Pablo. Para Pablo era simple: solo dame a Jesús. Jesucristo y a él crucificado. Es mi vida. Mi amor. Mi Señor.

¿Qué hay de ti, querido amigo? ¿Estás intoxicado con Jesucristo?