Las Buenas Noticias De Dios - Parte 1Muestra

 ¡Buenas noticias! Jesús camina sobre el agua 

Juan nos dice que al anochecer los discípulos subieron a una barca, y comenzaron a cruzar el lago rumbo a Capernaum (V. 16-17), pero sabemos que no lo hicieron voluntariamente, sino que más bien fue Jesús quien se los ordenó, pues una vez despidiera a las quince mil personas que había alimentado, buscaría un lugar solitario en el monte  para orar  (Ver Mt. 14:22-23; Mr. 6:45-47). Esto nos enseña la importancia de alimentar constantemente nuestra intimidad, y contrario a lo que muchos piensan esto no era fácil para Jesús, puesto que si no estaba rodeado de las multitudes, estaba acompañado por sus discípulos, pero Él era consciente de la necesidad e importancia de orar,  porque aunque era Dios, era también humano, así que no esperó a que se diera la ocasión para hacerlo, sino que la propició, alejó a sus discípulos, despidió la gente y busco un lugar solitario, así que meditemos en esto y preguntémonos ¿Qué estamos haciendo para alimentar nuestra intimidad con Dios?  

Después de esto Juan nos dice que estando los discípulos en el mar, de pronto empezó a soplar un fuerte viento, y las olas se hicieron cada vez más grandes (V.  18), Marcos 6:48 nos dice que cerca de la cuarta vigilia de la noche Jesús pudo ver desde la orilla que estaban casi agotados de remar, y se dirigió a ellos andando sobre el lago. La cuarta vigilia de la noche empezaba desde las tres de la mañana hasta las seis de la mañana, así que desde que despidió a la gente hasta a esa hora, Jesús estuvo orando en solitario, y sin ánimos de ser exacto, pienso que debió hacerlo por lo menos más de cuatro horas.  

Ahora, con la oscuridad de la noche y la marea muy alta, cuando los discípulos  vieron a Jesús caminando sobre el agua en dirección a la barca, se llenaron de mucho miedo (V. 19), y empezaron a gritar porque pensaban que era un fantasma (ver Mat. 14:26-27; Mar. 6:49-50), así que Jesús les habló diciendo: “Yo soy; no temáis” (V. 20), y ellos se calmaron y lo recibieron en la barca y el viento se calmó.  

Todo esto es muy bonito, porque no importa cual sea el temor que tengamos dentro del corazón, con solo escuchar su voz, sentir su presencia, todos esos miedos son como nada.  

¿Cuáles son tus miedos más grandes?  ¿Cómo puedes confiar en Jesús para vencerlos?