Cuando Dios No Es La Única OpciónMuestra

Sin mentiras

Por muchos años, los cuerpos de seguridad de muchos países han empleado el detector de mentiras o “polígrafo” como una herramienta fundamental para identificar a las personas que no están diciendo la verdad. Este aparato mide signos como la presión arterial, los cambios en la respiración y la sudoración en las manos de la persona entrevistada. Es decir, no mide la mentira en sí, sino los efectos indirectos de mentir. 

Cuando una parte del pueblo de Israel dejó de ver a Dios como su única opción, muchos empezaron a mentir haciéndoles creer a otros (y a ellos mismos) que en realidad adoraban al Señor, pero era tan grande su mentira, que adoraban a Dios por las mañanas, pero por las tardes ya estaban haciendo un culto para sus otros dioses. 

Su adoración se volvió falsa, llena de mentiras. Si cada uno de ellos se hubiese sometido al polígrafo, seguramente habrían reprobado y su más grande mentira habría salido a la luz.

Sin embargo, tal como la Palabra de Dios dice "Pues todo lo secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo oculto saldrá a la luz y se dará a conocer a todos" (Lucas 8:17 NTV), los israelitas comenzaron a reflejar los efectos indirectos de su falsa adoración. 

Entre ellos mismos nombraban sacerdotes para que oficiaran en los altares paganos, ofrecían sacrificios y ofrendas a sus dioses. Evidentemente, su corazón se alejó de la voluntad de Dios. 

No sé ustedes, pero cuando alguien me miente, uno se pregunta cosas como: “¿qué hice para que me mintieran de esa manera?”, “¿acaso no soy digno de confianza?”, “¿por qué tiene la necesidad de mentir?”

Si eso nos pasa a muchos de nosotros, te imaginas ¿cómo se siente Dios cuando le dan una falsa adoración?

Es increíble que hoy en día la situación no sea tan diferente a la de Israel en aquel entonces. He escuchado tantas historias sobre creyentes que, al sentir que Dios no les ha respondido lo que ellos han querido se apartaban de Su camino para obtener lo que ellos desean. ¡Parece que exagero, pero es la realidad! 

Puede que en este momento te sientas o estés ante el Señor de la misma manera: con una máscara que no te deja revelarte ante Dios como realmente eres, ya sea porque tu adoración está dirigida hacia otro lugar que no es el Reino celestial o por algún pecado que ha nublado tu necesidad del Señor; sin embargo, recuerda que Dios sigue siendo nuestro gran libertador. 

El Rey David le dedica una profunda y verdadera adoración al Señor. Él le dice: “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua” (Salmo 63:1 NTV) 

Mi deseo es que hoy te sientas libre, tan libre que dejes afuera toda mentira, toda falsedad en tu corazón y que, sin importar cuál sea la circunstancia o el pecado, empieces a anhelar la presencia de Dios tanto como David lo hizo.