Al 100 % La Vida Que Dios Tiene Para NosotrosMuestra
Consagrando todo
Cuando todavía el nombre de Abram no había sido cambiado, como decía mi profesor de Antiguo Testamento, Mervin Breneman: aún no se había ganado la “h” que lo convertiría en Abraham, “padre de multitudes”, edificó un altar en el encinar de Mamre.
Dios lo había bendecido con la ampliación de la promesa, no solo lo multiplicaría de manera extraordinaria al saber que sus herederos serían tantos que no podrían ser contados, sino que, además, a causa de él, serían bendecidos. Dios mismo bendeciría las familias de la tierra que se acercaran a este anciano bendito y solo por eso serían parte de esta bendición.
“Deja tu tierra y tu parentela”, fue la instrucción. Debía comenzar de nuevo, no importaba la edad, solo era necesario creer y vería lo imposible. La instrucción que Dios le dio a Abram acerca de dejar su parentela, no es un principio, sino que, en su caso, la obra era tan grande, que ese nuevo empezar, sería completamente radical.
Lo que sí es un principio de éxito era la obediencia. “Si no puedes entender, igual obedece”, decía mi pastor. La obediencia a Dios debe estar por encima de lo que logro captar. Si viene una instrucción del Dios infinito, no siempre lo captaré con mi mente finita. Puedo pedir consejo y ayuda para llegar al entendimiento, es parte de por lo cual existe la iglesia, la fe se vive en comunidad.
Abram dejó su tierra y se llevó parte de la parentela, entre ellos a Lot, su sobrino. Quizás pensó “es como un hijo para mí”, a partir de él me multiplicaré. A poco de caminar apareció una diferencia y Abram entendió que no podían caminar juntos. Así que lo propuso un trato por demás conveniente: “Elige tu territorio y yo tomaré lo que dejes”. Lot se fue, y Abram lo vio partir. La palabra fue de multiplicación, pero a poco de caminar en ella, en vez de aumentar la cantidad de descendencia, perdía gente en el camino. Pero Dios le dijo: “Alza tus ojos Abram” (v.14), no decaigas, no mires humanamente, tus hijos serán incontables como el polvo de la tierra.
Luego lo manda cruzar hacia Hebrón y así nace el pueblo hebreo, que quiere decir “los que cruzan”. Ellos son los que no se quedan donde están, sino los que cruzan hacia lo próximo de Dios. No se estancan, no se conforman. Son los irremediables buscadores de Dios, disfrutan lo que ven, agradecen lo que tienen y van más allá.
¿Cómo orarías hoy? ¿Hacia dónde vas a cruzar?
Oración:
Amado Señor, no me conformo con lo que tengo. Soy un buscador intenso de tu Presencia. No quiero estancarme, quiero más. Permíteme cruzar hacia el otro lado y avanzar hacia tus planes, lo próximo que preparaste para mi vida. Hacia allí iré.
Escrituras
Acerca de este Plan
Fuimos llamados a una intimidad con Dios, a la naturalidad de la relación amorosa con Él. Fuimos llamados a una comunión íntima con Él, a un nivel de relación donde Cristo es mío, está en mí, yo soy de Él, y me hallo en Él. Es un encuentro al 100% con la vida que Él tiene para nosotros. ¿Estás dispuesto a sumergir tu vida al porcentaje total de consagración?
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Nos gustaría agradecer a Cristo para Todos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.cristoparatodos.org