Ídolos Del CorazónMuestra

Tu lealtad será premiada

Una historia cautivadora de la Biblia es la de Rut y Noemí.

Noemí, su esposo y sus dos hijos habían viajado a la tierra de Moab para escapar de la hambruna en Israel. Sólo Noemí y sus dos nueras sobrevivieron. Cuando ella decidió regresar a Israel, las nueras se le unieron en el viaje. Noemí, sin embargo, las instó a regresar con sus respectivas familias. Una de las nueras lo hizo así, pero la otra, Rut, se negó, respondiéndole: “No me pidas que te deje y regrese a mi pueblo. A donde tú vayas, yo iré; dondequiera que tú vivas, yo viviré.” (Rut 1:16)

¡Espera! Ambas habían perdido a sus esposos y la estaban pasando muy mal, soportando una situación de pobreza y vulnerabilidad. ¿Qué había entonces en el corazón de Rut que la llevó a tomar esa decisión? ¿Por qué esta joven moabita daría un giro tan grande en su vida? 

Evidentemente, Rut vio algo en Noemí que conquistó su corazón. La Biblia nos cuenta que a pesar de que la ley Mosaica no permitía a los israelitas casarse con mujeres que no fueran de su nación, los hijos de Noemí tomaron por esposas a mujeres moabitas. Con certeza, Noemí se sintió contrariada por la decisión de sus hijos; aun así, seguramente trató siempre con bondad y amor a sus nueras, mostrándoles con su ejemplo el gran amor del Dios de Israel.

No es difícil imaginar que el corazón de Rut haya sido transformado por las incontables charlas con su suegra, llevándola a descubrir a un Dios lleno de bondad y misericordia, que buscaba que su pueblo lo siguiera por amor y no por temor, como pasaba con los dioses de su pueblo natal. Con los años, esta mujer moabita terminó seducida por Noemí y por su Dios, por lo cual no tiene ni la más mínima duda de lo que quiere hacer: “tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios” (Rut 1: 16). Rut está lista para formar parte del pueblo de Noemí, decidida a establecerse en una tierra desconocida, dejando atrás su pueblo y sus ídolos. 

Su historia nos hará descubrir una mujer valiente, sagaz, obediente y con una admirable lealtad.

Dios quiere que haya hombres y mujeres leales a Él en primer lugar, pero también que sean leales a su familia, a sus amigos, en la iglesia y en el trabajo, entre otras cosas. ¿Cómo podemos demostrar ese amor leal? Lo hacemos cuando decidimos hacer el bien a toda costa, enfocados en amar a Dios con toda nuestro corazón, nuestra alma y mente, y en amar a nuestro prójimo siendo solidarios, honestos y compasivos.

Esta decisión de lealtad tiene una consecuencia eterna. La lealtad en la vida de Rut le significó formar parte del plan de Dios para rescatar al mundo del pecado, haciendo de ella la bisabuela de David y con ello, directamente, un antepasado de Jesucristo.

Las consecuencias de tu lealtad están escritas en el propósito divino de bendecirte hasta mil generaciones después de ti, como muestra de que la lealtad de Dios supera en miles de años la elección que tú haces en un día.

Vivian Pereyra / Valiosa, ministerio de mujeres - Jazôn