Ídolos Del CorazónMuestra

Mi ídolo preferido

Hablar de idolatría no es tarea fácil. La palabra misma genera resistencia, especialmente en el mundo cristiano. En este entorno, generalmente se condena con severidad el tema de la idolatría, enlazándolo exclusivamente con adoración y veneración de imágenes. Sin embargo, la idolatría no solamente está vinculada a esto. 

Existe un tipo de idolatría mucho más peligrosa e imperceptible, que sutilmente va cautivando el trono de tu corazón, hasta dominarlo y someterlo. Nace del orgullo y la arrogancia, se nutre de la autoalabanza, se fortalece con la búsqueda constante de autosatisfacción y te aleja lentamente de la relación correcta con Dios. ¿Sabes a qué tipo de idolatría me refiero?

Te hablo del “Yo” como ídolo preferido. Quizás te parezca extraño y algo exagerado el pensar en esto. Sin embargo, es algo muy común en el género humano. Desde la entrada del mal al mundo, este tipo de idolatría al “Yo” ha estado presente de generación en generación, es y ha sido expresión máxima de la rebeldía del corazón.

¿Cuántos de nosotros hemos hecho de “nuestro yo” nuestro ídolo preferido? Sin duda, muchos. Con facilidad nos jactamos de nuestras cualidades y hacemos alarde de nuestras habilidades. A menudo nos consideramos más inteligentes y capaces que otros, incluso es frecuente creer que lo sabemos todo. 

Llegamos a pensar que todo se trata de nosotros, de nuestra comodidad y tendemos a hacer lo que nos plazca. Sencillamente, permitimos que el orgullo domine nuestro corazón. Inclusive, pretendemos establecer nuestra relación con Dios a nuestra manera y no según como nos pide, que es una vida de total dependencia en Él. Aun nuestro servicio a Dios se convierte en un escenario donde veneramos “nuestros” dones y talentos. 

Sacar a Dios del centro de nuestras vidas nos lleva a olvidar nuestra condición de hijos adoptados, rescatados y liberados. Derribar ese ídolo preferido implica desarrollar el hábito de meditar en los méritos de Jesús, para poner a Cristo en el centro y que todo lo demás gire en torno a Él. 

Recuerda que fuiste comprado a precio de sangre, rescatado del pecado y que eres libre para elegir. En el ejercicio de aquella libertad que te fue acordada, elige ponerte bajo la mano poderosa de Dios y, a su debido tiempo, Él te levantará con honor. Pues Aquel que te pide el primer lugar en tu corazón, estuvo antes en el primer lugar del dolor por ti.

Ten presente cada día que: “No se trata de ti, se trata de Dios”.

Issette Cholima / Bálsamo, ministerio de consejería - Jazôn